Mujer tenía sexo a los gritos y acabó presa
Una mujer de Small Health, Birmingham, Reino Unido, fue condenada a dos semanas de prisión por sus continuos gritos de placer que molestaron a sus vecinos, quienes la denunciaron. Gemma Wale ya había sido advertida por las autoridades por el “comportamiento anti social que altera el...



Una mujer de Small Health, Birmingham, Reino Unido, fue condenada a dos semanas de prisión por sus continuos gritos de placer que molestaron a sus vecinos, quienes la denunciaron.
Gemma Wale ya había sido advertida por las autoridades por el “comportamiento anti social que altera el orden”, que es una orden civil que se emite en el Reino Unido contra una persona cuando tiene comportamientos fuera de lo común que alteran la convivencia.
Este tipo de órdenes se pusieron en práctica para corregir incidentes menores, que normalmente no llegan a los juzgados. El juez le impuso esta pena al considerar que había quebrantado la orden que le había sido impuesta, por la cual debía abstenerse de realizar ruidos molestos para sus vecinos en horario nocturno, entre los que se incluía poner música fuerte, gritos, ruidos estruendosos y portazos. El magistrado determinó que Wale no sólo no había respetado la orden, sino que la había quebrantado en diversas ocasiones, por los gritos cuando practicaba sexo con su novio pero también durante grandes discusiones durante las que “se gritaban y corrían por todo el edificio”, según declaraciones de testigos.
Gemma Wale ya había sido advertida por las autoridades por el “comportamiento anti social que altera el orden”, que es una orden civil que se emite en el Reino Unido contra una persona cuando tiene comportamientos fuera de lo común que alteran la convivencia.
Este tipo de órdenes se pusieron en práctica para corregir incidentes menores, que normalmente no llegan a los juzgados. El juez le impuso esta pena al considerar que había quebrantado la orden que le había sido impuesta, por la cual debía abstenerse de realizar ruidos molestos para sus vecinos en horario nocturno, entre los que se incluía poner música fuerte, gritos, ruidos estruendosos y portazos. El magistrado determinó que Wale no sólo no había respetado la orden, sino que la había quebrantado en diversas ocasiones, por los gritos cuando practicaba sexo con su novio pero también durante grandes discusiones durante las que “se gritaban y corrían por todo el edificio”, según declaraciones de testigos.