Agenda feminista
ONU evidencia que el rol político de la mujer se estanca
La ONU nunca tuvo una secretaria General y apenas ha tenido cuatro presidentas de la Asamblea sobre 73 posibles; en Sudamérica, pese a las políticas de cuotas, los cargos ejecutivos siguen vedados a los hombres



Durante la sesión de alto nivel que abrió la 77 Asamblea General de las Naciones Unidas (Agnu), el recuento de oradores demostró la persistente desigualdad de género entre los líderes mundiales. De los 190 que subieron al podio de mármol de la gran sala de la ONU en Nueva York, solo 23 fueron mujeres, ni siquiera el 10 % de los participantes.
Entre los oradores de la semana de alto nivel, entre el 20 y el 26 de septiembre, hubo 76 jefes de Estado, 50 jefes de gobierno, cuatro vicepresidentes, cinco viceprimeros ministros, 48 ministros y siete jefes de delegación.
El presidente de la 77 Asamblea General, el húngaro Csaba K’rsi, se consoló al afirmar que “aunque su número es reducido, las mujeres líderes tienen un gran potencial», citando a la ex primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, moderadora de la primera Plataforma de Mujeres Líderes de la Asamblea General de este año.
Pero la reacción de los activistas de derechos y de las organizaciones de la sociedad civil fue mucho menos conciliadora.
Antonia Kirkland, directora mundial de Igualdad Jurídica de Equality Now (Igualdad Ya), dijo a IPS que «el escaso número de mujeres líderes que hablaron en la Agnu este año es muy preocupante, dado el retroceso en los derechos de las mujeres en muchas partes del mundo, incluso en Estados Unidos, donde se reúne la Asamblea General”.
Derechos en retroceso
Existe una correlación bien documentada, dijo, entre la paz y la seguridad en general, el desarrollo económico y los derechos de las mujeres, que repercute en todos.
«El escaso número de mujeres líderes que intervienen en la Agnu es menos de la mitad del ya escaso número de mujeres parlamentarias en todo el mundo”, dijo Kirkland, recordando datos de la Unión Interparlamentaria Mundial que fija en 26 % las mujeres en los poderes legislativos.
Para la directiva de la organización que promueve los derechos de las mujeres y la igualdad de género en el mundo, las barreras dentro de la ONU a la participación de las organizaciones no gubernamentales, facilitan que se reduzca la vigilancia sobre la inequidad en los liderazgos.
“A medida que se hace más difícil el acceso de la sociedad civil a las Naciones Unidas, las organizaciones de derechos de la mujer tienen menos oportunidades de hacer que los gobiernos rindan cuentas de sus obligaciones legales y compromisos para garantizar la igualdad de género», afirmó Kirkland.
Las críticas se producen en medio de una larga queja sobre la marginación de las mujeres en los niveles más altos de la ONU desde su creación, en una realidad que cambia en forma muy paulatina y limitada.
La proporción hombre/mujer en la Secretaría General es de nueve a cero. Y la Presidencia de la Asamblea General (PGA), el máximo órgano político de la ONU, tampoco se queda atrás.
El resultado es de 73 hombres y cuatro mujeres como PGA, incluido el nuevo presidente que comenzó en septiembre a cumplir un año de mandato.
Desde 1945, las únicas cuatro mujeres elegidas como presidentas fueron: la india Vijaya Lakshmi Pandit (1953), la liberiana Angie Brooks (1969), la bareiní Sheikha Haya Rashed al Khalifa (2006) y la ecuatoriana María Fernando Espinosa Garcés (2018).
Mientras tanto, las jefas de Estado y de gobierno se reunieron al margen de la semana de alto nivel de la Agnu, para debatir sobre cuestiones mundiales en su recién creada Plataforma de Mujeres Líderes.
Soluciones “transformadoras”
El encuentro, con el lema de «Soluciones transformadoras de las mujeres líderes para los desafíos actuales», destacó el hecho de que la participación política plena y efectiva de las mujeres y la toma de decisiones son cruciales para abordar las prioridades globales de manera efectiva, decisiva e inclusiva, según destacó ONU Mujeres.
Con la presencia de la presidenta húngara, Katalin Novák, la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, la primera ministra islandesa, Katrín Jakobsdóttir, la primera ministra samoana, Fiame Naomi Mata’afa, la primera ministra ugandesa, Robinah Nabbanja, la primera ministra arubeña, Evelyna Wever-Croes, y la primera ministra sanmartinense Silveria E. Jacobs.
También participó la ex primera ministra neozelandesa Helen Clark en el encuentro organizado por ONU Mujeres y la Presidencia de la Asamblea General, con el respaldo del Consejo de Mujeres Líderes del Mundo (CWWL, en inglés).
Purnima Mane, ex directora ejecutiva adjunta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y ex secretaria general adjunta de la ONU, recordó a IPS que en junio de 2022, la anterior Agnu aprobó una resolución para conmemorar el Día Internacional de la Mujer en la Diplomacia que reconocía la contribución de las mujeres a nivel mundial en todos los niveles de toma de decisiones que trabajan para lograr el desarrollo sostenible, la paz y la democracia.
“Sin embargo, reconocemos que las mujeres están muy poco representadas en la mayoría de los niveles de la ONU, incluidas las delegaciones nacionales y los niveles superiores del cuerpo diplomático”, dijo.
De hecho, la representación política de las mujeres en los niveles superiores ha aumentado en muchos países en los últimos años, especialmente en el caso de las jefas de Estado, señaló Mane, “pero todavía queda un largo camino por recorrer, ya que solo 28 de los 193 Estados miembros tienen jefas de Estado”.
Eso se hizo evidente, consideró la actual directora general de la organización Pathfinder International originaria de India, en la sesión de alto nivel de la Agnu a fin de septiembre, con solo 23 mujeres de los 190 oradores, un número que sigue siendo “terriblemente bajo”.
Es significativo, dijo, que muchas de este pequeño grupo de mujeres líderes «tienen un gran potencial», como subrayó Clark, la moderadora de la Plataforma de Mujeres.
“Sin duda, este comentario de la ex primera ministra neozelandesa Clark nos da que pensar. Es cierto que algunas de las mujeres líderes, como las de Finlandia y muchos otros Estados miembros, han hecho que el mundo se levante y se fije en sus logros”, dijo Mane.
Bolivia, en franco retroceso integrador El último gabinete conformado por Luis Arce en 2020 redujo el número de carteras para mujeres considerablemente. Apenas cuatro de 17 carteras ministeriales fueron ocupadas por mujeres. Además, tanto la presidencia del Senado como la de Diputados recayó en hombres.
Muchos de los países con liderazgo femenino están marcando la diferencia a nivel nacional, centrándose en la equidad de género y garantizando leyes y políticas que la fomenten, analizó.
Aseguró que “estos países también obtienen mejores resultados en cuanto a los objetivos de desarrollo y marcan la diferencia en su región en general, inspirando también a las mujeres de todo el mundo a reconocer su potencial”.
“Imagínense cómo sería el mundo si este número de mujeres líderes aumentara significativamente, en beneficio no sólo de sus países, sino también de sus regiones y del mundo», añadió la especialista.
Para Mane, “las acciones que han emprendido estas mujeres líderes hablan por sí solas: son pioneras y han producido beneficios muy necesarios”. “Hay muchos datos que demuestran la diferencia que marcan estas mujeres líderes tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, su número crece con demasiada lentitud”, aseguró.
“Aunque las cifras no lo dicen todo, sí que indican el origen del problema, y el mundo sale perdiendo a la hora de avanzar más rápidamente hacia el desarrollo y una mayor equidad», concluyó Mane.
Durante el encuentro de la Plataforma de Mujeres, Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, remarcó que “cuando más mujeres lideran la vida política y pública, todos se benefician, especialmente en las crisis”.
Una nueva generación de niñas ve un futuro posible para ellas. La salud, la educación, el cuidado de los niños y la violencia contra las mujeres reciben mayor atención y mejores soluciones.
Debemos encontrar todas las formas posibles de amplificar los activos que aportan las mujeres líderes. Esta Plataforma es una oportunidad para hacerlo.
“Las recientes crisis mundiales, como la pandemia de covid-19, el clima y los conflictos, han demostrado la diferencia positiva que puede suponer el liderazgo y la toma de decisiones de las mujeres en los puestos ejecutivos, los parlamentos y la administración pública”, dijo Bahous.
Por ejemplo, estudios realizados por agencias de la ONU muestrna que los gobiernos con mayor representación femenina en los parlamentos adoptaron un mayor número de medidas políticas sensibles al género en la respuesta a la pandemia, incluyendo políticas dirigidas directamente a fortalecer la seguridad económica de las mujeres.
De los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas, solo 28 mujeres son jefas de Estado o de gobierno elegidos, recordó.
Aunque se han hecho progresos en muchos países, la proporción global de mujeres en otros niveles de cargos políticos en todo el mundo todavía tiene mucho que hacer: representan 21 % de los ministros del mundo, 26 % de los parlamentarios nacionales, y 34 % de los escaños elegidos en los gobiernos locales.
Según un nuevo informe de la ONU, “al ritmo actual de progreso, la igualdad de representación en el parlamento no se alcanzará hasta 2062”, dijo Bahous.
Katrín Jakobsdóttir, la primera ministra islandesa y presidenta del Consejo de Mujeres Líderes del Mundo, declaró: “Estoy firmemente convencida de que el mundo necesita más mujeres líderes y más líderes diversos, personas con todo tipo de orígenes y experiencias vitales”.
“Las decisiones que toman los líderes afectan a todas las personas de nuestras sociedades. Estas decisiones deben ser tomadas por personas que tengan un conocimiento real y profundo de cómo vive la mayoría de la gente, de cuáles son sus preocupaciones y que, por tanto, respondan a sus necesidades”, remarcó.
Sudamérica política: región machista y pachamámica
Aunque en Sudamérica el culto a la Pachamama es transversal y juega un rol en la organización de la sociedad civil y familiar, no es menos cierto que el machismo inoculado con la colonia mantiene a la región como una de las más violentas para ser mujer.
Estas condiciones también se sienten en la vida pública y política: si bien hay mujeres muy influyentes en determinados espacios y países que se han abierto camino con poder propio, sigue siendo muy costoso para el colectivo conjunto. En algunos países como Bolivia, donde se ha impuesto la política de cuota de participación en los órganos legislativos, se ha garantizado la presencia de mujeres de forma paritaria en los mismos, pero no sucede lo mismo a la hora de los poderes ejecutivos, ni siquiera de los grados de responsabilidad dentro del mismo órgano legislativo.
En lo que va de siglo XXI apenas tres países sudamericanos han elegido a una mujer para la presidencia. Se trata de Michelle Bachelet en Chile, Cristina Fernández en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil.
Bachelet ha sido elegida en dos ocasiones no consecutivas, 2006 y 2014, cumpliendo sus mandatos íntegros. Hoy por hoy ocupa altos cargos dentro de Naciones Unidas.
Fernández fue elegida también en dos ocasiones, en este caso consecutivas, 2007 y 2011, y desde 2019 es Vicepresidenta de la Nación argentina.
Rousseff también fue electa dos veces, en 2010 y 2014, pero su segundo mandato fue interrumpido por un golpe parlamentario en 2016.
En Bolivia también Jeanine Áñez ejerció la presidencia entre 2019 y 2020 tras la caída de Evo Morales, aunque recientemente ha sido procesada por “Golpe de Estado”.
En algunos países con régimen presidencial, ha habido mujeres en el ticket como vicepresidenta, es el caso de Colombia con Francia Márquez, electa este 2022, o su sucesora, Marta Lucía Ramírez, que acompañaba a Iván Duque.
En Ecuador no ha habido mujeres disputando la presidencia en los últimos años y tampoco han participado de fórmulas presidenciales con opciones; Lenín Moreno (2017-2021) si habilitó de forma interina a dos mujeres, María Alejandra Vicuña y María Alejandra Muñoz para sustituir a Jorge Glas.
En Perú tampoco ha habido mujeres en el binomio presidencial, si bien Keiko Fujimori ha sido candidata y partícipe de la segunda vuelta hasta en tres ocasiones y también Verónica Mendoza representa una alternativa por la izquierda sostenida en el tiempo.
En Venezuela Delcy Rodríguez ocupa la Vicepresidencia, resultado de una reorganización de gabinete de Nicolás Maduro en 2017.
En Paraguay, Uruguay y Bolivia la presencia de las mujeres en los cargos de alta responsabilidad es limitado.
También cabe señalar que en Brasil, Argentina y Chile, aunque han tenido presidentas en ejercicio electas con grandes mayorías, no ha habido muchas alternativas a ellas mismas en los últimos años.