Agenda geoestratégica
¿Es Rodolfo Hernández el 'Trump' colombiano?
El empresario inmobiliario, millonario, exalcalde de Bucaramanga y con discurso antisistema de derechas se disputa la presidencia con Gustavo Petro en la segunda vuelta del 19 de junio luego de irrumpir para quitarle el espacio a la derecha tradicional.
Rodolfo Hernández es millonario, ingeniero civil de 77 años, exalcalde de una ciudad mediana y ahora puede llegar a ser presidente de Colombia. Su paso a la segunda vuelta del próximo 19 de junio, tras obtener el 28% de sufragios escrutados frente al 40% de Gustavo Petro, constituye el timonazo más drástico en el ajedrez político del último medio siglo en el país. Se presenta por una plataforma llamada Liga de Gobernantes Anticorrupción que creó en 2019. Una de las preguntas es cómo podría el candidato gobernar sin partido en el Congreso.
El electorado colombiano se enfrenta ahora a un panorama electoral inédito: la posibilidad de ser gobernado por primera vez por un líder de izquierda, como Petro, o por una versión local de lo que supondría el aterrizaje oficial de los proyectos ultraliberal en el país sudamericano, como Hernández, que sin embargo dejó en twitter una larga declaración de intenciones separándose del uribismo en asuntos clave, como la relación con las FARC o Venezuela o su posición sobre el aborto.
El aspirante de la derecha se hizo rico en los años 70 como un hábil negociante y especulador inmobiliario en Bucaramanga, una ciudad de 600.000 habitantes situada a unas cinco horas en coche de la frontera con Venezuela. Los activos de su empresa, conocida como Constructora HG, ascienden a los 100 millones de dólares, según aseguró el empresario en una entrevista con el diario El Tiempo.
Su temperamento colérico ha dejado un compendio de imágenes que sus detractores difunden estos días para ilustrar de qué está hecho el personaje. La más recordada data de 2018, cuando era alcalde de Bucaramanga y, entre gruñidos e insultos, golpeó a un concejal de la capital del departamento de Santander.
El núcleo de su propuesta enfatiza en la lucha sin cuartel contra la corrupción, que le cuesta unos 50 billones de pesos anuales a las arcas públicas colombianas (casi 11.000 millones de euros). El mismo Hernández, sin embargo, tiene abierta una investigación en la Fiscalía por presuntas irregularidades en un contrato de 2016 vinculado a la adjudicación y manejo de basura con una empresa donde su hijo trabajaba como lobbista durante los años de su alcaldía. También suma varios procesos disciplinarios y sanciones ante órganos de control.
La catarata de señalamientos planteó en algún momento la posibilidad de que fuera inhabilitado para participar de la contienda presidencial. De manera discreta, sin embargo, el proyecto independiente siguió adelante hasta alcanzar los casi seis millones de votos del domingo. Una jornada que ha ampliado la participación electoral con respecto a los comicios pasados, congregando a 21 millones de votantes, de los 39 habilitados para votar.
El candidato de TikTok
Su estrategia ha sido, según diversos analistas, la más eficiente en comunicación digital. Un hecho que los observadores políticos ya venían anunciando, al tiempo que constataban que ha sido quien menos invierte en publicidad exterior. El candidato septuagenario ha sido quien ha sacado más partido de redes sociales como TikTok, y ha logrado así darse a conocer en todo el país.
Está casado desde hace 50 años y es padre de cuatro hijos. Su hija adoptiva, Juliana, desapareció en 2004 sin dejar rastro; en 2016, se conoció que se trató de un secuestro ejecutado por la guerrilla castrista del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Se trataba de la segunda vez que la familia sufría algo así. El padre de Hernández fue secuestrado durante 135 días por las FARC.
La comparación con Trump
Las comparaciones entre Hernández y Trump resultan inevitables. Un millonario que se publicita como “anti-sistema”. Un político que manifiesta sin desenfado su admiración por un “gran intelectual alemán llamado Adolfo Hitler” (luego dijo que había sido un lapsus), sus comentarios machistas o su inclinación por la versión más agresiva del capitalismo. “Yo cojo las hipotecas, que esa es la vaca de leche, imagínese 15 años pagándome intereses. Una delicia”, dice en una grabación que se filtró a los medios en la que se refiere a los beneficios de un negocio inmobiliario apoyado en la construcción de viviendas de interés social.
En las últimas semanas, a medida que su popularidad iba en ascenso, ha evitado los debates televisivos. Su compañera de candidatura presidencial es Marelen Castillo, académica e investigadora de 53 años, católica ferviente, hasta hoy desconocida por el grueso de la opinión pública colombiana. A pesar de que las propuestas de la fórmula populista aún no son del todo claras, el candidato conservador Federico Gutiérrez, tercero en los resultados del domingo, ya manifestó su apoyo a la candidatura del ingeniero durante su discurso de aceptación de unos resultados que dejan tocada a la derecha tradicional, cercana al ex presidente Álvaro Uribe.
Se trata de un intento del conservadurismo colombiano de bloquear a su enemigo número uno: Gustavo Petro. Hasta las últimas semanas de la carrera, Hernández se disputaba un discreto tercer o cuarto lugar en las encuestas con el centrista por la Alianza Centro Esperanza, el matemático Sergio Fajardo. Pero diversas proyecciones también reflejaban que, en caso de pasar a la segunda vuelta, el candidato que mejor podía competir contra Petro era Hernández.
Diferenciarse del uribismo
La ola de apoyos que recibió desde la derecha después de los resultados de la primera vuelta hicieron que Rodolfo Hernández tratara de diferenciarse del uribismo, para lo que elaboró un largo hilo en twitter donde concretó, más que en ningún momento de su campaña, algunas posiciones políticas sobre los temas de la coyuntura. Concretamente dijo ““No coman cuento. Aquí les dejo 20 diferencias que tengo con el uribismo”.
1. En mi gobierno voy a reactivar el campo, dejando atrás las políticas neoliberales y la violencia que nos dejaron en el atraso, acabaron la autosuficiencia alimentaria y obligaron a la gente a desplazarse.
2. Voy a reducir el tamaño del Estado, a acabar la corrupción y reemplazar por funcionarios eficientes y no corruptos a aquellos que han puesto en gobiernos anteriores y que están marcados por la incapacidad y la ineficiencia.
3. Voy a reducir la corrupción en los procesos de contratación, asignándolos, principalmente, según un proceso meritocrático.
4. Mi gobierno, al igual que mi campaña, va a ser austero. Nada de seguir despilfarrando la plata de los colombianos como lo han venido haciendo los gobiernos anteriores.
5. Siempre he dicho que la reforma tributaria de Carrasquilla, promovida por el gobierno de Iván Duque, fue un intento de ponerle IVA al hambre, algo completamente inaceptable.
6. Una de las metas de mi gobierno es implementar el acuerdo de paz y hacer negociaciones con el ELN. Nadie más debería vivir el dolor de la guerra.
7. Contrario a lo que hizo Duque en su gobierno, yo voy a restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela.
8. En mi gobierno habrá un completo apoyo a la diversidad sexual y de género, incluyendo el matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
9. Tras evaluar la información disponible, mi posición es en contra del fracking, contrario a la del gobierno uribista de Iván Duque.
10. Igualmente, tras hablar con expertos en el tema, mi postura es en contra del uso de glifosato, debido a las consecuencias que tiene en la salud y el medio ambiente.
11. Yo estoy a favor de la legalización de la marihuana medicinal y recreativa. Lo he dicho y lo vuelvo a decir: lo más peligroso de las drogas es la prohibición.
12. En mi gobierno voy a bajar el IVA del 19% al 10% y lo voy a transformar en un “impuesto al consumo”, con el fin de revivir al sector productivo.
13. En mi gobierno voy a eliminar el 4x1000, una medida que debía ser temporal y ya lleva más de 20 años empobreciendo a los colombianos, sin mostrar ningún resultado.
14. Una de mis propuestas es unificar más de 20 subsidios dirigidos a los más pobres y unirlos en una “Renta Básica” que llegue directo a las familias, eliminando todos esos procesos y burocracias que se prestan a la corrupción y el clientelismo.
15. Lo dije en su momento y lo mantengo, estoy en contra de cualquier modificación de la ley de garantías como la que promovió el gobierno de Duque.
16. En mi gobierno se sostendrá el apoyo al aborto dentro de los tiempos estipulados, la que tiene el derecho a decidir si aborta o no es la mujer.
17. Contrario al gobierno de Iván Duque, yo respeto el derecho a la protesta social. Salí a marchar en años anteriores y lo haré cuando una injusticia indique que el mejor camino para protestar es salir a las calles.
18. En mi gobierno se sacará la plata que se ahorre de todos los gastos innecesarios en los que han incurrido gobiernos anteriores para pagar la deuda del ICETEX de los muchachos. Nadie debería endeudar su futuro para poder progresar.
19. En mi gobierno no se utilizará al ESMAD como un elemento brutal de choque contra la indignación popular o el derecho a protestar de la gente.
20. Al igual que mi campaña, mi gobierno será independiente, yo no le debo nada a nadie, no coman cuento.
Nota de apoyo
El Pacto Histórico y el cambio que no llega en Colombia
“Hoy es un día de triunfo”. Así comenzó, en la noche bogotana, su discurso de aceptación de la victoria el líder de la coalición de izquierda Pacto Histórico, el sexagenario senador y economista Gustavo Petro, ex egresado de la aristocrática Universidad privada Externado, ex militante del M-19 (la más intelectual y urbana de las guerrillas colombianas), ex alcalde de Bogotá, dos veces antes candidato presidencial derrotado. Estaba flanqueado por la joven y cuadragenaria Francia Márquez, militante ambientalista afrocolombiana, su compañera de fórmula y candidata a vice.
Por primera vez en 75 años de historia colombiana, la izquierda llegaba viva como la formación política con mayores y mejores oportunidades para rivalizar en una segunda vuelta en las elecciones de Colombia. Y por primera vez en 25 años, el balotaje será entre fuerzas nuevas, que no deben su triunfo, ni deberán la presidencia, a las viejas maquinarias clientelistas locales y regionales.
La izquierda nunca había ganado una elección en Colombia. Y con ocho millones y medio de votos ganó el Pacto Histórico, con dos millones y medio de votos sobre el segundo, Rodolfo Hernández, esta vez sí ganó. La participación fue del 54 por ciento. En 2018, y en las anteriores, la participación no llegó ni a la mitad del padrón
Sergio Fajardo, el candidato centrista derrotado, que salió cuarto, lo dijo: “La doble victoria de Petro y Hernández es la prueba de que en Colombia ha vencido la ruptura”. Y este “ha sido el hilo narrativo en la elección en Colombia. Una pregunta: '¿Es la ruptura o no?' Si estamos en un momento de ruptura o no hacia unas nuevas formas de hacer política en Colombia. No es un proceso nuevo porque podemos ver ya indicios y resultados electorales que apuntaban a eso, a ese cansancio. En el año 2018, por ejemplo, fue la debacle de Germán Vargas Lleras, que era el candidato (de Santos) que tenía todas las maquinarias”, dice Laura Ardilá, periodista de La silla vacía.
Si la del domingo fue la victoria de dos figuras contra las candidaturas del Establishment, el Pacto Histórico de Gustavo Petro ya prepara su campaña para el 19 de junio como una menos sorprendente, más tradicional cruzada contra la derecha. Así la empezó a armar el domingo mismo la jefatura de campaña del Pacto Patriótico, desde el icónico Salón Rojo del bogotano Hotel Tequendama, que es propiedad del Ministerio de Defensa, y que es donde el candidato de la izquierda había instalado su cuartel general.
La cruzada de la izquierda enfrenta el inconveniente de que la figura a la que cuadraba ese papel teatral, el candidato derechista neo conservador (en política social y alianza hemisférica con EEUU) y neo liberal (en economía), el ex alcalde de Medellín Federico 'Fico' Gutiérrez, sufrió una humillante derrota en la zona cafetalera, atávico bastión de la derecha, y no llegó al balotaje. Fico Gutiérrez y su candidato a vice Rodrigo Lara anunciaron que en segunda vuelta votarán por Hernández y que su partido ocupará una función de “veeduría” aunque no de co-gobierno. “Petro no le conviene a Colombia”, resumieron. Tienen cinco millones de votos. Que no son endosables, pero que no serán para Petro.