Repóker de elecciones en América Latina
Intensidad política en un noviembre muy electoral
Al margen de Nicaragua y Venezuela, donde la oposición ha sido suprimida, en Chile y Argentina se juegan visiones de fondo sobre el papel del Estado y en Honduras la posibilidad de restablecer democráticamente el último golpe de Estado clásico



Noviembre encuentra a América Latina con un arco de procesos electorales, en Nicaragua, Argentina, Chile, Venezuela y Honduras, que muestra ejercicio democrático, pero también el auge de la polarización, la crisis del populismo y una gobernanza agrietada por la distancia entre los líderes y las necesidades de la gente. Sin duda un mes con una serie de citas relevantes que marcará la deriva del continente en esta materia de la democracia que para cada Latinobarómetro desde hace años es menos importante.
La “elección” – entrecomillada - inminente es la de Nicaragua, pues es hoy mismo domingo 7, con el presidente Daniel Ortega en busca de un cuarto mandato consecutivo y prácticamente como candidato único, pues encarceló o forzó al exilio a siete aspirantes rivales y “compite” con otros cinco sin más probabilidades que lavar la imagen comicial y rasguñar algunos votos.
El domingo 14, en Argentina, el gobierno del peronista Alberto Fernández enfrenta unas cruciales elecciones legislativas, pues, de acuerdo con las PASO realizadas en septiembre, podría perder la mayoría en el Senado y dejar de ser la primera minoría en Diputados, cuando aún le restan dos años a su mandato.
Y en Venezuela, el domingo 21, se escogerá a los gobernadores de sus 23 estados, alcaldes de sus 335 municipios y las legislaturas que les acompañan, bajo el dominio del oficialismo en todas las estructuras del Estado y sin la disputa del poder nacional que han buscado por años tanto opositores como decenas de gobiernos extranjeros.
“La democracia se prueba en la región no solo por los estallidos sociales que la sacuden, sino también por los fraudes electorales rampantes que se avecinan”, observó a IPS Andrés Serbin, presidente de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (Cries), basada en Buenos Aires.
“Argentina - dijo Serbin por teléfono desde su capital - probablemente se mantenga en el marco institucional en las elecciones legislativas, pero con todos los pronósticos a favor de una fuerte derrota del oficialismo”.
“Con sus diferencias, los tres casos marcan la incapacidad de los gobiernos actuales de responder a las demandas ciudadanas y de implementar políticas económicas que permitan a estos países salir del atolladero al que han llegado por la incapacidad de sus gobiernos”, opinó el académico.
El cambio de Chile y Honduras
El domingo 21 también se realizará la elección presidencial en Chile, muy probablemente una primera vuelta para definir al nuevo mandatario en un balotaje el 19 de diciembre.
Serán las elecciones más polarizadas desde el regreso de la democracia en 1990, tras el malestar social que se expresó hace dos años y condujo a una Asamblea Constituyente dominada por independientes y que prepara una nueva constitución.
Los partidos tradicionales y los bloques de centroizquierda y derecha que actuaron durante 30 años se han desmadejado, y en su lugar han surgido otras formaciones, con nuevas alianzas y figuras emergentes en los extremos del espectro político.
El malestar impulsa al abanderado del nuevo Partido Republicano, Antonio Kast, de extrema derecha y defensor del extinto dictador (1973-1990) Augusto Pinochet, escoltado en las encuestas por el joven exdirigente estudiantil Gabriel Boric (35), de la coalición izquierdista Apruebo Dignidad, que incluye al Partido Comunista.
Otros dos aspirantes destacados son el independiente Sebastián Sichel, cobijado por los tradicionales partidos de derecha Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente, y la democristiana Yasna Provoste, con el respaldo de partidos que integraron la Concertación por la Democracia, el Socialista y el Radical.
Honduras cierra el ciclo de noviembre, con elecciones presidenciales el día 28, deslucidas por acusaciones de fraude y supuestos vínculos con el narcotráfico del presidente Juan Orlando Hernández, investigadas en Estados Unidos.
Las encuestas señalan que la elección se decidirá entre el candidato del oficialista Partido Nacional, Nasry Asfura, y la líder de Libertad y Refundación, Xiomara Castro, esposa del expresidente José Manuel Zelaya, quien se alineó con los gobiernos y líderes populistas de la región tras ser derrocado a punta de pistola en 2009.
Una encuesta del Centro de Estudios para la Democracia da a Castro una ventaja con 38 por ciento de preferencias de voto sobre 17 por ciento de Asfura, y su victoria puede restablecer la legalidad democrática en la región tras un periodo oscuro que puede verse de nuevo prolongado por la fuerza.
Cambios de fondo
En los cinco procesos “es fundamental considerar el contexto: este es el peor momento para la democracia en América Latina luego del período más largo de gobiernos democráticos desde la independencia, desde la tercera ola iniciada con la elección de 1979 en República Dominicana”, afirmó el experto Santiago Cantón.
“Claramente ha habido un retroceso muy importante en los últimos dos años y se está profundizando mucho”, dijo a IPS por teléfono Cantón desde Washington, donde se desempeña como director del programa de Estado de Derecho en la organización de estudios hemisféricos Diálogo Interamericano.
Por eso “estas elecciones de noviembre van a permitir medir un poco cómo van a seguir la democracia y la gobernanza en la región”, consideró Cantón.
El clima de polarización política entre las corrientes tradicionales se vive especialmente en Chile, donde Boric amenaza al status quo que representan los otros tres candidatos continuistas con diferentes matices.
Un contexto complejo
Las elecciones se sobreponen además a la depresión económica, social y sanitaria disparada por casi dos años de pandemia covid-19, programas sociales insuficientes, migraciones masivas y persistencia de las desigualdades, que constituyen factores que favorecen las sorpresas en los resultados electorales.
En paralelo, comienza a percibirse un renovado interés de las potencias extrarregionales por lo que ocurre en América Latina, notoriamente del gobierno demócrata del presidente Joe Biden en Estados Unidos, de España y el resto de la Unión Europea, y la actividad económica y comercial de China, seguida a distancia por Rusia y oros actores.
Las pruebas de este noviembre cierran el ciclo de cambios que se manifestó este año con las elecciones en República Dominicana, Bolivia, Ecuador y Perú, y que se expresará nuevamente, después del previsible balotaje chileno, en las vitales elecciones presidenciales previstas tanto en Brasil como en Colombia para el año próximo.
Elecciones clave con impacto continental
Chile por el cambio
Las movilizaciones sociales en Chile fundamentaron una asamblea constituyente con intención de cambiar el sistema netamente, pero las opciones electorales se han limitado perdiendo la transversalidas. Boric es el cambio de izquierda real y la respuesta electoral ha sido el neopinochetismo de Kast. Si ambos pasan a segunda vuelta la elección será clave para el devenir de América Latina.
Argentina y el liberalismo
La pandemia ha frenado la expectativa renacida en Argentina con el retorno del peronismo después de cuatro años funestos con el gobierno neoliberal clásico de Mauricio Macri. La respuesta ha sido el “libertarismo” de Javier Milei, una vuelta de tuerca populista al libreto liberal antiestado con los elementos del trumpismo “anticomunista”. Milei se presenta en la Ciudad de Buenos Aires pero su presencia tiene proyección continental.
Honduras y el fin del golpismo
La deposición de Manuel Zelaya en Honduras supuso la última acción del golpismo clásico, con militares, armas, y un gobierno alternativo, que además resultó altamente sospechoso y vinculado a negocios turbios y relaciones con las potencias. La elección de la esposa de Zelaya supondría una restauración después de todo lo sucedido en 2009, lo que vendría a dejar lecciones para el continente.