Celebraciones tarijeñas
Todos Santos, el retorno de la tradición post-pandemia
Además de las mesas, este año las familias podrán acudir a los cementerios para acompañar a sus almas, pero con las restricciones pertinentes propias de la pandemia



Después de un año ciertamente atípico, los tarijeños retornan hoy a los cementerios para poder compartir la tradición del Día de Difuntos y Todos Santos con sus familias. Ambos días conforman sin duda una de las tradiciones más eclécticas de Bolivia, ya que combina elementos del catolicismo con otros propios de las raíces andinas y por eso, después de un año en el que las costumbres se vivieron en familia y en las casas, llega el momento de transmitir a los más jóvenes todo el patrimonio, eso sí, con la distancia de seguridad, los barbijos y las restricciones de estancia propuestas por las autoridades.
Sobre el tema, el escritor ya fallecido, Agustín Morales Durán, en su libro Estampas de Tarija explica que esta fiesta antiguamente era típicamente campesina y para alegrarla se utilizaban instrumentos musicales como la flauta o camacheña, que se acompañaba con caja, es decir tamborcito bien templado que en buenas manos y con la habilidad de los chapacos sonaba con notas alegres.
La música resultaba melodiosa, por lo que se bailaba en vistosas ruedas combinadas entre hombres y mujeres, éstas se remataban con hábil y rítmico zapateo. También para esta fiesta se cantaban nuevas melodías con diferente tonalidad, más entusiasta porque para esta época ya los campos se van cubriendo de verde vegetación.
Sin embargo, los problemas suscitados por la deformación de la tradición por culpa del alcohol obligaron al Cementerio General a implantar algunas restricciones para evitar excesos y desorden. A estas, este año se suman las propias del Covid-19.
Todos Santos y sus características
A pesar de los cambios que va teniendo esta festividad hay muchos elementos comunes que siempre se mantendrán. De tal manera, Todos Santos es uno de los momentos más fuertes del calendario boliviano. Durante esta fiesta se cultiva la memoria a los muertos, enflorando sus tumbas. El cementerio se llena todo el día.
El culto a los difuntos se mantiene, sobretodo en el campo donde el evento se prepara semanas antes de la fecha. Todos Santos tiene lugar el 2 de noviembre, sin embargo, la fiesta misma empieza el día anterior, el 1 a las doce del mediodía, cuando las almas de los muertos llegan a las casas para compartir con los vivos la alegría de una buena cena.
Se cree que las almas llegan con buen apetito y una sed inextinguible. Los vivos les preparan comidas y bebidas, mayormente lo que le gustaba más al difunto.
Este acto demuestra la importancia de la reciprocidad en la sociedad: Los vivos alimentan a los difuntos y los muertos intervienen para que la tierra permita buenas cosechas, y sobretodo que las lluvias, que empiezan a mediados de noviembre, sean abundantes.
La mesa
El 1 de noviembre a mediodía, las familias de los muertos alistan una mesa sobre la cual disponen un mantel y encima ponen elementos simbólicos pudiendo ser objetos o comida. También se instala encima una foto del difunto y velas encendidas, con una cantidad variable de alimentos según la situación económica de la familia.
Hay fruta, masitas, caramelos en forma de animalitos, escaleras de pan (proviniendo de la tradición católica, para subir o bajar del cielo), coca, chicha, singani, y los “turcos” (figuras de pan con formas de personas, animales, estrellas, y otras).
Visita al cementerio
Luego de haber arreglado las tumbas o nichos durante el día, además de hacer la instalación eléctrica, en la noche la gente visita el cementerio. Los familiares visitan las tumbas de sus difuntos, donde rezan y recuerdan algunos hechos del fallecido cuando éste estaba en vida. Luego, también se visita las tumbas de otros parientes y amigos, para acompañar en los rezos a los familiares.
Es la única noche del año en que el camposanto está completamente iluminado, ya sea con luz eléctrica en las tumbas y nichos o con velas, las que son introducidas en unos farolitos hechos de papel seda o celofán para prevenir que las candelas se apaguen.
Levantamiento de la mesa
A mediodía del 2 de noviembre comienza el ritual de despedir a las almas que deben regresar a su mundo. Éste se acompaña con una comida abundante, porque el muerto necesita mucha energía para su viaje de vuelta.
Pasado el mediodía, y antes de alzar la mesa, todos los familiares se juntan alrededor de la ofrenda y empiezan a rezar por las almas. Terminado este acto, se procede a levantar todo lo puesto en la mesa; las masa y panes son distribuidos entre todos los que han rezado y las flores son llevadas al cementerio.
Una visita cultural al Cementerio
La costumbre de ir al Cementerio General ha dado pie a organizar una serie de paseos que repasan el pasado de Tarija. Las tumbas de los “Personajes Destacados de la Historia de Tarija” se encuentran distribuidas en cuatro rutas turísticas. En estas figuran personalidades que destacaron en la política, sindicalismo, religión, justicia, medicina, educación, deportes, periodismo, economía y cultura, además de otros que contribuyeron al desarrollo de la región.
En la Ruta 1 figuran, por ejemplo, personalidades como: Octavio Campero Echazú, María Laura Justiniano, Isaac Attie y Carmen Emma Navajas. En la Ruta 2 el visitante podrá encontrar las tumbas de Tomás O’Connor D’Arlach, Pastor Achá Martínez, Ricardo Paita, el Gringo Limón y Víctor Paz Estenssoro.
La Ruta 3 incluye las sepulturas de personajes como: Nilo Soruco Arancibia, Vicente Mealla Hoyos y doña Pastora Vega Gallardo. La Ruta 4 incluye el Mausoleo de Moisés Navajas, el Mausoleo de los Mutilados e Inválidos de la Guerra del Chaco, el Mausoleo de los Militares, el Mausoleo Antoniano y de los Beneméritos de la Guerra del Chaco.
Apuntes sobre la antigua fiesta
Su esencia
En Bolivia, la festividad de Todos Santos es celebrada con muchos significados espirituales; es una fiesta familiar en la que se recuerdan a los seres queridos y se comparte una mesa con los alimentos preferidos de aquellos que se fueron.
Origen
Con la llegada de los españoles la fiesta de los muertos se fusionó con la fiesta de Todos Santos que los católicos celebran los dos primeros días de noviembre de cada año. Desde entonces la tradición de festejar a las almas y ajayus (almas en aymara), de los muertos forma parte de los detalles culturales de muchos bolivianos.
Significado
El acto demuestra la importancia de la reciprocidad en la sociedad: Los vivos alimentan a los difuntos y los muertos intervienen para que la tierra permita buenas cosechas, y sobre todo que las lluvias, que empiezan a mediados de noviembre, sean abundantes.