Busca crear la canasta para transportar agua
Albert y la reinvención del tejido con caña en Tarija
En un rincón de la zona del Campesino de la ciudad de Tarija, justo en la avenida Panamericana y la rotonda donde venden carbón vegetal, Albert tiene sus productos elaborados a la venta, desde canastas, canastillos, mochilas, sombreros y lámparas de luz; algunas colgadas desde la sombrilla que armó
Albert Arancibia lo ha intentado desde que era un niño, era el único de sus tres hermanos con quien la caña no se dejaba tejer. Pensó que ese oficio no era para él, que debía dedicarse a otras cosas; tal vez a la agricultura o a estudiar alguna carrera en la universidad. Pero fue hasta el año 2019 cuando volvió a intentarlo, sin saber que esta vez era para quedarse y marcar una reinvención de su vida que ahora no tiene freno.
Él, le dice “pago” al lugar donde nació y creció, un vallecito que queda en el departamento de Chuquisaca. La comunidad que le acunó, exactamente se llama Sotomayor, por donde atraviesa el imponente río Pilcomayo y zigzagueante se pierde de vista por el sur del país.
Hasta hace unos años su vida estuvo marcada por la agricultura de verduras en su pueblo, con viajes itinerantes de tres a cuatro meses en Argentina, donde se iba a cosechar aceitunas para reunir algún dinero y volverse de nuevo al pago.
El 2018 no es precisamente el año que más le gusta recordar a Albert, o tal vez sí porque tuvo una segunda oportunidad de vida. En aquel año tuvo un accidente en su motocicleta que tanto le había costado comprarse. Ya internado en el hospital le dijeron que necesitaba una operación porque su fémur izquierdo se había roto, la solución era incrustarle unos clavos de platino y debía disponer de unos mil dólares.
El hospital lo acogió por unos tres meses, luego quedó por un tiempo como inválido. Entonces, pensó de qué iba a vivir, la respuesta fue volverse para su pueblo junto a su papá para ayudarle en lo que siempre había hecho desde niño, labrar la tierra para cultivar verduras. Sin embargo, la secuela del accidente no le dejaba hacer trabajos pesados.
Estuvo metido en la agricultura hasta el siguiente año. Un mes después de haber cumplido 22 años de edad optó por irse a Tarija, era diciembre del año 2019 y había pasado la celebración de la Navidad. Unas semanas después, la empresa Cascada terminó contratándole como ayudante de ventas. Después llegó la pandemia de la Covid-19 y le tocó ser uno de los trabajadores a quien le pidieron que renuncie, era agosto del 2020, con el argumento de que en dos meses le iban a llamar si es que necesitaban de sus servicios de nuevo, pero eso jamás ocurrió.
Mientras Albert trabajaba en la empresa a medio tiempo, el resto de la jornada se dedicaba a realizar canastas y otro tipo de recipientes tejidos a caña. Había visto a su cuñado elaborarlas y venderlas como “pan caliente” en temporada de Carnaval, para la fiesta de comadres y compadres. Entonces pensó que debía volver a intentar elaborar canastas, la primera le salió chueca, estaba disconforme, pero sabía que podía perfeccionar su trabajo.
Recuerda que lo más difícil fue aprender a cortar la caña en forma de varillas, hasta que un día llegó su tío y le explicó que solo debía usar la puntita del cuchillo. Le hizo caso, en verdad era esa la clave. Ahora ya es todo un maestro para ello.
Albert dice que hay diferentes maneras de laborar los recipientes, pero para cualquiera se debe empezar a hacer las tablillas, que son la base del trabajo y de donde se desprenderá toda la estructura. Quiere hacer sus trabajos reforzados, pues, vio que otras personas usan la chilca o molle para ese fin, pero él quiere que sus productos sean 100 por ciento de caña. Es así que se inventó las tablillas para colocarlas de base, además de las sayas, que son el corazón de las obras que realiza.
“Si las sayas son impares, se pueden trenzar con una sola vara, pero si es par, se hace con dos varas trenzadas. La caña debe estar madura, porque si es tiernita se rompe, es débil y, muy seca también no sirve. Si está en el punto exacto se puede manejar las varillas para el tejido”, comentó Albert.
En un rincón de la zona del Campesino de la ciudad de Tarija, justo en la avenida Panamericana y la rotonda donde venden carbón vegetal, Albert tienes sus productos elaborados a la venta, desde canastas, canastillos, mochilas, sombreros y lámparas de luz; algunas colgadas desde la sombrilla que armó y otras acomodadas sobre el suelo.
Uno de sus productos únicos son las mochilas tejidas de caña, que inicialmente le pidieron para colocarlas en la parte delantera de las bicicletas, pero luego se ideó para llevarlas en las espaldas, como cualquier otra mochila. Uno de los principales dilemas era cómo elaborar la tapa, hasta que luego lo resolvió.
Albert, hizo de esos objetos sus prendas de uso diario, camina con el sombrero de ala ancha en su cabeza con la mochila en la espalda. Algunos le miran raro, otros se sorprenden de su trabajo. No le lastima que algunas personas quieran hacerse la burla, camina orgulloso por las calles de la ciudad.
Su espacio de comercialización también lo aprovecha para continuar sus trabajos, sus manos son ásperas y tienen algunas cicatrices que le dejó la caña, sin embargo, se empeña en perfeccionar y reforzar uno a uno los canastillos que luego los pondrá a la venta.
En la ocasión, Albert viste una polera celeste con un logo de la banda de música de su colegio donde estudió, y es que una de sus pasiones está relacionada a la música. En su vida de estudiante, hacía de instructor de sus compañeros, principalmente para tocar el tambor y la trompeta. Una de sus últimas adquisiciones fue un piano, el mismo que toca en una iglesia cristiana, dice que es necesario dedicarle tiempo a Dios, como agradecimiento por todo lo que le ocurre, también canta.
Otro capítulo de su vida tiene que ver con Ingeniería Petrolera, carrera universitaria que seguía en Sucre. Los primeros meses le fue bien, pero luego no sabe lo que le pasó porque fue olvidándose todo lo que avanzaba. Se amanecía resolviendo sus tareas, pero cuando las presentaba, el resultado estaba mal y terminó abandonando la carrera.
Lo que no piensa abandonar es el tejido de las cañas, hasta ahora ha elaborado productos que otros no hacen, como mochilas, sombreros o lámparas. Pero también teje sus sueños; sabe que pueden tildarlo de loco, pero está preparado para demostrar que se puede elaborar una canasta para transportar agua.
Los productos de caña
elaborados por Albert
Puesto de venta
El puesto de venta de Albert Arancibia queda sobre la avenida Panamericana y final de la calle comercio, al frente de donde venden carbón vegetal. Elabora productos por encargo y modelos que quieran sus clientes. Se pude contactarlo a través del número de celular 68639581.
Enseñanza
Albert tiene una compañera que hace trabajos en cuero, con quien tiene un proyecto en común, un día antes de acceder a la entrevista con El País recibió una llamada telefónica de su amiga para ir a Bermejo, el objetivo es enseñar a los jóvenes de esa localidad fronteriza cómo elaborar sus productos
Productos
Los productos de Albert tienen la particularidad de que son 100 por ciento hechos de caña, mientras que otros los mezclan con chilca o molle. Está enfocado en innovar en nuevos modelos, está listo para los desafíos que le planteen sus clientes