La Tarija de antaño
La guerra del Chaco y las cicatrices que dejó en Tarija
Las veredas, calzadas y paredes fueron afectadas; las plazas y el parque Bolívar también recibieron perjuicios porque allí concentraban gente, ganado y vehículos. A todo esto había que agregar el descuido que hicieron las autoridades departamentales y municipales, del ornato y obras públicas



La Guerra del Chaco significó para Tarija mucho dolor, no solo porque terminó con la vida de muchas personas sino porque la misma tierra sufrió el impacto del embate. Así lo cuenta el escritor Agustín Morales Durán en su libro “Estampas de Tarija”.
Habla de un paisaje verdaderamente triste, lamentable, desolador, que dejaba muy atrás el aspecto de la otrora linda ciudad de Tarija. La guerra concluyó con la desmovilización de los combatientes, hombres de avanzada y de retaguardia, éstos eran más conocidos como "emboscados".
Terminó también con el retorno de los prisioneros y el desmantelamiento de las oficinas, posta y demás instalaciones militares, pues aparte de haberse terminado el movimiento de gente, reducido los pocos negocios y la actividad emergente de la contienda; las calles, plazas, escuelas, establecimientos públicos y hasta la campiña de los contornos, quedaron destruidos, abandonados y olvidados.
Así, no sólo víctimas humanas cobró la Guerra, porque Tarija como ninguna otra ciudad recibió todo el peso de la movilización por haber sido lugar de paso, concentración y alistamiento obligado. Sus escuelas, reparticiones públicas y hasta iglesias y convento, habían servido para cuarteles, hospitales, parques, oficinas, postas, etc.; sus calles fueron virtualmente deshechas con el intenso y descontrolado ajetreo de camiones y toda clase de vehículos.
Las veredas, calzadas y paredes fueron afectadas; las plazas y el parque Bolívar también recibieron perjuicios porque allí concentraban gente, ganado y vehículos. A todo esto había que agregar el descuido que hicieron las autoridades departamentales y municipales, del ornato y obras públicas, por tener que abocarse a tareas más importantes de la Guerra; incluso el antiguo Teatro se derrumbó porque lo convirtieron en cuartel.
La guerra concluyó con la desmovilización de los combatientes, hombres de avanzada y de retaguardia, éstos eran más conocidos como "emboscados".
También el Parque Bolívar que fue tan bien cuidado y bello en otros tiempos, quedó convertido en algo así como un erial, debido a que por allí pasaban camiones destruyendo sus cercados, árboles y plantas, en suma, nuestra ciudad había recibido los peores embates, si bien no de la lucha, sino de todas las etapas de su preparación de retaguardia. Quedó destruida en lo material y abandonada en lo económico; sin fuentes de trabajo ni actividad que le diera vida.
“Claro que las autoridades de ese entonces reclamaron a los poderes públicos, llegaron comisiones para constatar los daños, pero parece que pasaron de largo porque nunca se supo que hayan resarcido o indemnizado a la ciudad, a su municipio, a sus escuelas, a sus autoridades ni a los particulares afectados para que se procediera a una racional reconstrucción”, escribe Morales.
La reconstrucción se la hizo en forma lenta, difícil, después de muchos reclamos. Pero de acuerdo a Sonia Guerrero, de 90 años, el destino quiso compensar a la tan abatida ciudad e hizo surgir de su propio seno a un hombre prodigioso convertido en magnífica autoridad, trabajadora, progresista, “ese fue aquél recordado Alcalde Municipal don Issac Attié, el famoso turco rubio"
Se produjo también la amalgama y la aparición de nuevas familias con nuevos apellidos, nuevas costumbres, como consecuencia de la unión de la gente del interior con la local.
Los rastros de la Guerra en el parque Bolívar
El parque Bolívar constituye uno de los lugares más antiguos de Tarija y en él se han tejido muchos recuerdos. Cuenta la anciana Amalia Gutiérrez que este bonito paseo ubicado en el sur de la ciudad tuvo sus buenos tiempos, cuando fue alambrado y se cultivaron hermosos jardines con plantas ornamentales y flores. Añade que no se lo abría mucho al público, pero daba enorme gusto contemplarlo y pasear bajo sus enormes álamos, pinos y demás especies.
Incluso su calzada se llegó a cubrir con fino ripio; generalmente se lo abría sólo los domingos en la tarde para que la gente y los niños fueran a solazarse en sus frescas sombras y pasear por sus extensas avenidas, bajo la vigilante mirada de un celoso jardinero.
De acuerdo al escritor Morales Durán en otros tiempos tenía dos enormes portales de mampostería a la entrada, pero después se dispuso su demolición.
La época de mayor afluencia de paseantes solía ser “para San Roquito”, cuando correspondía celebrar la fiesta en “ese alejado barrio”. Morales cuenta que era entonces cuando se llenaba la gente deleitándose de tan lindo paseo, pero también a veces se abusaba de esta licencia, pues los ciclistas lo convertían en pista de carreras.
La llegada de la Guerra del Chaco dejó graves secuelas en la hermosura de este lugar, pues el bello parque quedó convertido en páramo, sobre todo porque se convirtió en lugar obligado de paso de vehículos, que poco a poco fueron destruyendo la alambrada, los jardines y los árboles.
Cuenta Morales que era lamentable observar el otrora hermoso Parque Bolívar. Pero concluida la contienda, algo se reparó, claro que nunca retornó al esplendor de antes, sin embargo volvió a ser el sitio preferido por los estudiantes y jóvenes enamorados.
“Los jardines se limitaron a la parte delantera, quedando el resto como simples avenidas. Siendo un paseo tan extenso, fue tarea difícil que las autoridades edilicias lo cuidaran en su totalidad, pero el recuerdo de nuestra presencia bajo la fronda de sus álamos perdurará tanto como quisiéramos que lo fuera el parque mismo”, escribe Morales.
Apuntes sobre la temática
Concentraciones
Así, no sólo víctimas humanas cobró la Guerra, porque Tarija como ninguna otra ciudad recibió todo el peso de la movilización por haber sido lugar de paso, concentración y alistamiento obligado
Parque Bolívar
La llegada de la Guerra del Chaco dejó graves secuelas en la hermosura de este lugar, pues el bello parque quedó convertido en páramo, costó que el parque Bolívar recupere su belleza
Instituciones
Sus escuelas, reparticiones públicas y hasta iglesias y convento, habían servido para cuarteles, hospitales, parques, oficinas, postas, etc.; sus calles fueron virtualmente deshechas con el intenso y descontrolado ajetreo de camiones y toda clase de vehículos.