El Covid-19 ha complicado la vida familiar
Pandemia: “El abuelazgo”, la segunda maternidad que esclaviza
Está situación ya se daba antes de la pandemia por Covid-19, sin embargo se agravó con la situación. Hoy muchas guarderías no tienen licencia para funcionar y son más los padres que temen llevar a sus hijos a aquellos lugares. A esto se suma la crisis económica



Sobrepasar los 60 años para muchas mujeres suele ser sinónimo de descanso, de disfrute, de paz. Más aún no todas corren con la misma suerte, pues para las mujeres de clase media o baja esto significa llegar a la segunda maternidad, esa en la que deben cuidar a sus nietos para que su hija o hijo trabaje.
Está situación ya se daba antes de la pandemia por Covid-19, sin embargo se agravó con la situación. Hoy muchas guarderías no tienen licencia para funcionar y son más los padres que temen llevar a sus hijos a aquellos lugares. A esto se suma la crisis económica.
Laura tiene 60 años y voluntariamente se ofreció a cuidar a su nieto por las mañanas para que su hija pueda trabajar como cajera de banco. Cuenta que le genera satisfacción ver a su nieto crecer pero que después de unas horas, la tarea suele ser agotadora.
Cuenta que antes de la pandemia su trabajo era más sencillo, pues su nieto iba a la escuela, ella lo dejaba, lo recogía y lo cuidaba hasta que llegue su madre, un tiempo más reducido. Empero, hoy sin clases presenciales la tarea se ha hecho más pesada.
Esclavizadas…
Pero muchas de las abuelas sufren está situación más que Laura. Según Luisa Charnaud, quien ha seguido de cerca las condiciones de las adultas mayores desde una perspectiva feminista, muchas abuelas son prácticamente esclavizadas.
Existen muchas a quienes les imponen el cuidado de dos o más nietos. Charnaud pone como ejemplo la historia de una mujer de 70 años, con enfermedades como diabetes o hipertensión, que además cuida a sus seis nietos.
En casos como éste, el abuelazgo no se disfruta y muchas veces la mujer termina perdiendo su paciencia por completo, presentando actitudes de desesperación y enojo, que no solo repercuten en ella, sino también en sus nietos. “Hay mucha frustración”, concluye Charnaud.
En otros casos las abuelas dependen de sus hijos económicamente por lo que se ven obligadas a cuidar a sus nietos. Pero el problema también pasa por la crisis, pues los padres de los niños tampoco tienen posibilidades para contratar niñeras. Sin que esto signifique una justificación hay que ser conscientes de esa realidad.
Las clases virtuales y el conflicto
Charnaud recomienda que si no hay alternativas ni recursos, se dé una negociación en las familias; es importante no recargar las tareas a los adultos mayores. Aunque apunta que la verdadera solución al problema podría encontrase en una restructuración desde el Estado, estableciendo guarderías “libres de Covid” para que la niñez reciba cuidado mientras sus madres y padres están trabajando.
Mirtha tiene setenta años y a esa edad cuida a dos de sus nietos de 3 y 5 años, hoy por la pandemia el cuidado se le ha extremado, pues debe hacerles pasar clases. Cuando se le consulta cómo le va con esta última tarea, ríe y afirma que se ha convertido en una alumna más de la clase.
Sobre todo porque poco entiende de tecnología, y aunque su hija le deja con la computadora encendida en muchos casos “los chicos mueven algo y chau se desconecta” y es entonces cuando debe llamar a otros padres o tratar de solucionar el inconveniente junto a sus nietos.
El desprecio del “abuelazgo”
Sobre este tema existen casos muy extremos y dentro de estos se encuentra el de una abuela del campo que deseó para su hija un mejor futuro por lo que cuando esta ganó una beca para estudiar en el extranjero colaboró cuidando de su hijo recién nacido durante siete años, mismos que para la abuela resultaron felices.
Al retorno la hija profesional y exitosa que llegaba con demasiada autoestima no valoró la crianza que recibió su hijo. Reclamó de inmediato la tutela y no se contentó con la educación que recibió el menor.
“Obliga al niño a hacer las tareas, mientras que la abuela trataba de ayudarlo en matemáticas facilitándole piedritas y granos de maíz para que haga las cuentas, el niño está atemorizado con su madre y quiere volver con la abuela”, relató la abogada que atendía el caso.
Este caso pone en evidencia la falta de orientación de madres que tienen sus hijos a edad muy temprana, se nota además la incapacidad de reconocer la colaboración de las abuelas en el tema del cuidado de los hijos.
La crisis económica y la “desobligación”
El abuelo y la abuela representan un importante apoyo en el tema económico, pues el conseguir niñera exige un presupuesto, por otro lado lo afectivo brinda la confianza de que serán bien tratados. Para muchos imaginar otra alternativa para el cuidado de los hijos representa algo complicado hasta impensable.
Pero además se ven casos en Tarija de padres desobligados que prefieren evitarse la molestia recurriendo a los propios padres para que hagan el trabajo difícil, sin dejar por este hecho, de querer representar la imagen de autoridad con los hijos, anteponiéndose permanentemente a la opinión de los abuelos sobre el trato y la forma de crianza, pero al mismo tiempo sin asumir del todo la responsabilidad como progenitores.
Apuntes sobre la temática
Esclavizadas
Según Luisa Charnaud, quien ha seguido de cerca las condiciones de las adultas mayores desde una perspectiva feminista, muchas abuelas son prácticamente esclavizadas.
Apoyo
El abuelo y la abuela representan un importante apoyo en el tema económico, pues el conseguir niñera exige un presupuesto, por otro lado lo afectivo brinda la confianza de que serán bien tratados
Crisis
El problema también pasa por la crisis, pues los padres de los niños tampoco tienen posibilidades para contratar niñeras. Sin que esto signifique una justificación hay que ser conscientes de esa realidad.