Recuerdos del campo tarijeño
Tarija y el compadrazgo de celos, de “revangelio”, de torta y de bautizo
Barreto apunta, que en el campo tarijeño, para que dos compadres vayan a las manos, en una fiesta dada -habiéndose pasado de bebidas y con algún inconveniente- volcaban el sombrero en medio patio. En ese mismo momento se perdía el compadrazgo
Hoy es Jueves de Compadres, uno muy singular debido a la pandemia del Covid-19 que estamos viviendo. Más aún, pese a las restricciones el alma de la fecha queda y es ésta la que nos lleva a recordar matices inolvidables de esta tradición tan arraigada en Tarija.
El escritor tarijeño Ananías Barreto en su libro “Costumbres y creencias del campo tarijeño” hace un retrato de lo que era el compadrazgo en el campo desde épocas pasadas. Así comienza diciendo que al querer hablar de compadres se hace necesario dividirlo en grupos: por las formas que el compadrazgo se reviste en cada caso y por el valor peculiar que encierra para los contrayentes.
“El compadrazgo, a veces, tiene ahijados, otras no los tiene. En caso de haber ahijados, unos son verdaderos otros no lo son. En todos los casos de compadrazgos, de presentarse un hijo para ahijado, existe un interés intrínseco o económico o moral, según los casos”, explica.
Agrega que en el caso del compadrazgo contraído en ocasión del bautismo o confirmación, los compadres desde épocas pasadas en el campo -al terminar el acto- de rodillas, con el niño frente al altar, lo encomiendan al santo de su devoción, generalmente a la Virgen o al Señor. Después de cumplida la oración encomendatoria, comienza otra ceremonia extra litúrgica.
Y es entonces cuando se dan los abrazos alternativos en forma de cruz. Barreto narra que estos abrazos van acompañados de una especie de juramento de mutuo respeto en esta vida y en la otra. Desde este momento, en algunas comunidades, los ahijados, que ya tienen conocimiento de las cosas, llaman papá a los padrinos y si son muy pequeños, los padres les enseñan a los hijos a llamarlos así diciéndoles “que son los padrinos los que los han hecho gente”.
Luego de los abrazos y juramentos los compadres van a festejar el acontecimiento con un almuerzo, que por lo general termina en el consumo excesivo de bebidas alcohólicas.
De acuerdo a Barreto, en el caso de gente de escasos recursos económicos, se busca para padrinos de los hijos a personas que detenten algún poder monetario con el fin único de que los compadres regalen algo al ahijado.
A esta clase de compadrazgo se lo llama compadres de interés, “y parece no haber muy fuertes lazos de unión espiritual, pues, cuando los compadres no les hacen ningún obsequio a sus hijos se sienten frustrados y con ánimo predispuesto a la pelea, aunque en el fondo se siente una cierta ligazón familio-espiritual”, describe el escritor.
Añade que esta ligazón puede romperse en cualquier momento, por ejemplo: el juramento queda anulado, cuando, por cualquier motivo se vuelca el sombrero, aunque sea de momento, “entonces pueden agarrarse a golpes, y cuando la pelea a puños no es posible, el padre del muchacho quiere devolver el dinero gastado en el bautismo o confirmación para que desaparezca el compadrazgo”.
Como esta clase de compadrazgo es sólo por interés, frecuentemente no se respeta el juramento que se hizo al tiempo de los abrazos, rompiéndoselo por cualquier tontería. No es raro ver, donde había una aparente amistad nacer una gran enemistad.
Otro tipo de compadrazgo, de acuerdo a Barreto, es el de revangelio. Se trata de una ceremonia muy arraigada en el campo, ésta consiste en recitar los primeros versículos del Evangelio escrito por San Juan. La gente creía que con esta recitación mejoraría el carácter nervioso o neurótico del niño; pero para que surta este efecto el padrino debía tener ciertas características, como por ejemplo: tener carácter apacible o ser de cabellos ensortijados, pues de lo contrario el niño no cambiaría su modo de ser.
El revangelio debía repetirse por tres veces consecutivas en diferentes ocasiones y en los días viernes o martes y con diferentes padrinos siempre con las características señaladas.
Pero también está el compadrazgo de torta, que consiste en el intercambio de panes dulces hechos especialmente para este intercambio; estos panes están adornados con distintas figuras, generalmente, zoomórficas, “se los pone en una canasta acompañado de una botella, ramos de albaca, serpentina, frutas de la época, zapallo o pepino, entre otros. Este intercambio se hace el día de compadres o comadres”, apunta Barreto.
El escritor Ananías Barreto destaca que hay un compadrazgo que llama la atención, y es el compadrazgo de los celos.
Pero el escritor destaca que hay un compadrazgo que llama la atención, y es el compadrazgo de los celos.
“A veces, y sin a veces, hay celos por parte de los cónyuges que no se pueden sacar de la cabeza. Para quitar sospechas y dudas el cónyuge afectado hacía compadre a la persona con quien su consorte sospechaba que tenía relaciones amorosas. Para eso el consorte imputado hace compadre a esa persona dando un hijo como ahijado de cualquier cosa, sea de revangelio por ejemplo o de cualquier otro modo, aunque fuere con torta, como ellos lo llaman, así con este compadrazgo se habrán quitado todas las dudas habidas antes”, explica el escritor.
La ruptura y el sombrero volcado
Más arriba Barreto apuntaba que para que dos compadres vayan a las manos, en una fiesta dada, habiéndose pasado de bebidas y con algún inconveniente, volcaban el sombrero en medio patio.
En ese mismo momento se perdía el compadrazgo y los compadres podían salir de dudas “con los puños los hombres y con agarrones las mujeres”. Terminada la reyerta y permaneciendo los sombreros con la copa en el suelo podían decirse insultos de todo tipo, sin llegar nuevamente a las manos.
Pero si uno levantaba el sombrero ya no podía abrir la boca porque el compadrazgo le había vuelto a entrar al espíritu y lo mejor que hacía era retirarse a su casa, arrepentido de haber peleado con su compadre.
En la primera ocasión que tenía debía confesarse, si le quedaba todavía un poco de fe. Aunque de acuerdo a Barreto pocos eran los sinceros de corazón y de arrepentimiento.
Apuntes sobre la temática
Actividad económica
Antes de la pandemia, la Fiesta de Compadres y Comadres de torta en Carnaval se había constituido en una nueva actividad económica, ya que se trata de un atractivo turístico importante, donde la afluencia de visitantes era apreciable.
El cambio
Hasta el año 1997 existía entrada de compadres que se realizaba en horas de la noche, los grupos salían danzando sólo los varones, pero a partir de 1998, se efectuaba en horas de la mañana y en compañía de sus parejas. Luego esto se perdió y el festejo se realizó en el Campo de los Compadres.
Las razones
El compadrazgo se contraía por diversas formas, por la adopción de bautismos, primera comunión, confirmaciones, matrimonios, por intercambio de tortas, incluso por enlazamiento de los dedos meñiques de los contrayentes. No es raro escuchar decir en Tarija con frecuencia “cumpa”, expresión que denota testimonio de afecto.