Preludio

Mientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quiero

poner un dulce salmo sobre mi viejo atril.

 

Acordaré las notas del órgano severo

al suspirar fragante del pífano de abril.

 

Madurarán su aroma las pomas otoñales;

la mirra y el incienso salmodiarán su olor;

exhalarán su fresco perfume los rosales,

bajo la paz en sombra del tibio huerto en flor.

 

Al grave acorde lento de música y aroma,

la sola y vieja y noble razón de mi rezar

levantará su vuelo suave de paloma,

y la palabra blanca se elevará al altar.


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