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La noria

La tarde caía

triste y polvorienta.

El agua cantaba

su copla plebeya

en los cangilones

de la noria lenta.

Soñaba la mula

¡pobre mula vieja!,

al compás de sombra

que en el agua suena.

La tarde caía

triste y polvorienta.

Yo no sé qué noble,

divino poeta,

unió a la amargura

de la eterna rueda

la dulce armonía

del agua que sueña,

y vendó tus ojos,

¡pobre mula vieja!...

Mas sé que fue un noble,

divino poeta,

corazón maduro

de sombra y de ciencia.


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