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Horizonte

En una tarde clara y amplia como el hastío,

cuando su lanza blande el tórrido verano,

copiaban el fantasma de un grave sueño mío

mil sombras en teoría, enhiestas sobre el llano.

 

La gloria del ocaso era un purpúreo espejo,

era un cristal de llamas, que al infinito viejo

iba arrojando el grave soñar en la llanura...

 

Y yo sentí la espuela sonora de mi paso

repercutir lejana en el sangriento ocaso,

y más allá, la alegre canción de un alba pura.


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