A un poeta menor de la antología

Jorge Luis Borjes

 

¿Dónde está la memoria de los días

que fueron tuyos en la tierra, y tejieron

dicha y dolor y fueron para ti el universo?

 

El río numerable de los años

los ha perdido; eres una palabra en un índice.

 

Dieron a otros gloria interminable los dioses,

inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;

de ti sólo sabemos, oscuro amigo,

que oíste al ruiseñor, una tarde.

 

Entre los asfódelos de la sombra, tu vana sombra

pensará que los dioses han sido avaros.

 

Pero los días son una red de triviales miserias,

¿y habrá suerte mejor que la ceniza

de que está hecho el olvido?

 

Sobre otros arrojaron los dioses

la inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,

de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;

contigo fueron más piadosos, hermano.

 

En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,

oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.


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