Decisiones

Apoyado sobre la barandilla de proa, envuelto en la monotonía de la vida de marinero de agua salada, una repentina brisa de alta mar me acerca el imaginario perfume de tu piel y llena mi cabeza de pensamientos que hasta ahora había tratado de esconder en lo más hondo de mi alma para mantener firme mi determinación de recorrer el mundo.

En rojo están marcados cada uno de los días que he estado alejado de ti y ya voy por el tercer calendario, si mis cálculos son precisos sólo necesitaré uno más. Entonces volveré a aquel puerto del que quizá nunca debí partir, por lo menos no sin ti, pero ya sé que esta no es la vida que tú quieres.

Y quizá sea un estúpido por seguir pensando que habrás decidido esperarme a pesar del tiempo, a pesar de la distancia. Seguramente otro descubrió todo ese valor que yo encontré en ti un día y que no supe guardar celosamente, y quizá logró enamorarte con bellas palabras y nobles acciones, incluso puede que os comprometieses o que os casaseis, quién sabe si a estas alturas estaréis esperando ya vuestro primer hijo.

Sin embargo yo no pierdo la esperanza, y a pesar de las insinuaciones que se me presentan en cada puerto en el que detengo mi ruta para comprar provisiones, no cederé a las suculentas tentaciones, sino que me guardaré sólo para ti, aunque luego todo sea en balde.

Espero que no hayas olvidado la promesa que te hice en el muelle aquel 15 de abril, en el que esta aventura sin sentido comenzó. Esa promesa que voy a cumplir aunque me cueste la vida, esa vida que he tratado de construir en este mundo, que me llama a grandes éxitos y a mayores decepciones, a grandes reconocimientos y mayores soledades.

Y con la amarga resaca de una decisión mal tomada me dejo conducir por este barco que limita mi libertad y anula mi voluntad, que me proporciona momentos de arrepentimiento y soledad como éste.

Hoy mi canción es: “The promise you made” Robin Cock


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