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Políticas Fiscales Verdes

Los últimos años, los países de América Latina y el Caribe han demostrado un compromiso creciente con la adopción de políticas fiscales sostenibles que aborden el desafío del cambio climático. Estas iniciativas, promovidas por los ministerios de finanzas de la región, son un ejemplo de buenas prácticas que merecen ser destacadas. Es así que en 2021 el Banco Interamericano de Desarrollo realizó un libro con todas estas experiencias, como un marco referencial para que se pueda replicar en otros países.

Varios países de la región han implementado medidas fiscales para fomentar la adopción de energías renovables y la eficiencia energética. Por ejemplo, Costa Rica ha sido reconocida internacionalmente por su enfoque innovador hacia la energía limpia. Mediante la implementación de políticas fiscales favorables, el país ha logrado aumentar significativamente la participación de las fuentes renovables en su matriz energética. Estas acciones no solo han reducido las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también han generado oportunidades económicas y empleo en el sector de las energías renovables.

En el ámbito de la inversión, se han implementado incentivos fiscales para promover proyectos y actividades sostenibles. México, por ejemplo, ha establecido un esquema de deducciones fiscales para aquellas empresas que realicen inversiones en proyectos de energías limpias y tecnologías verdes. Esta medida ha incentivado la inversión privada en diferentes sectores para la mitigación del cambio climático, que impulse un crecimiento económico sostenible.

Entre otras experiencias que se pueden mencionar la implementación de un sistema de impuestos al carbono cuyas recaudaciones se destinan a proyectos de adaptación al cambio climático y promoción de energías renovables, la creación de Programas de Energía Renovable con incentivos para el uso de biocombustibles, Programas de Conservación de Bosques, exenciones de impuestos para la importación de equipos de energía solar y eólica, fondos para la investigación en energías renovables, entre otras acciones.

Si bien estas políticas fiscales sostenibles son alentadoras, es crucial abordar los desafíos que surgen en su implementación. Uno de los principales obstáculos es la falta de coordinación interinstitucional. Para superar este desafío, es necesario promover una estrecha colaboración entre diferentes ministerios, como el de planificación, finanzas, medio ambiente y otras instituciones. Además, se requiere mejorar la capacidad técnica y financiera para garantizar una implementación efectiva y monitorear los resultados.

Es fundamental considerar las implicaciones distributivas de las políticas fiscales relacionadas con el cambio climático. Es decir, garantizar que estas medidas no afecten desproporcionadamente a los sectores más vulnerables de la sociedad. Para lograrlo, se pueden implementar mecanismos de protección social y compensación para aquellos grupos que puedan sufrir impactos negativos. La equidad debe ser un principio fundamental en la formulación de estas políticas, asegurando que todos los ciudadanos tengan acceso a los beneficios de una economía sostenible.

Estas experiencias son una muestra de cómo se pueden implementar de políticas fiscales sostenibles que posibiliten avanzar hacia un futuro más próspero y resiliente frente al cambio climático. La adopción de medidas para impulsar la transición hacia una economía baja en carbono y promover la inversión verde, que además superé los desafíos de coordinación, fortalecer la capacidad técnica y garantizar la equidad en la implementación de estas políticas. Con una visión integral y sustentada, podemos construir una región más resiliente y en armonía con el medio ambiente, donde la prosperidad económica y la mitigación del cambio climático vayan de la mano.


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