Subdesarrollo y felicidad en el siglo XXI*

Algunas versiones señalan que “Subdesarrollo y Felicidad” es el libro boliviano más vendido en la historia del país. Me da la impresión de que corroborarlas con exactitud va a ser difícil, dado el déficit de registros que tenemos en el país y más aun tratándose de un texto del siglo pasado.

Sin embargo, creo que es muy probable que haya sido así: a “ojo de buen cubero”, en mi memoria no aparecen otros textos de ensayo o ficción que hubiesen tenido tanto impacto en su momento (salvo el caso de los textos “político – institucionales” tipo “La Tesis de Pulacayo”, de impresión continua, por ejemplo). Y las ediciones que se fueron sucediendo una tras otra, y las versiones piratas que siguen circulando hasta el día de hoy, dan cuenta de ello. Alguien podría argumentar, recurriendo al género del texto, que sin duda un autor más vendido que Bluske es Paulovitch, y nosotros responderíamos que sí, pero que, con numerosos textos, los que además a diferencia de “Subdesarrolllo…” eran recopilaciones de columnas diarias publicadas en la prensa y no uno específico, como el trabajado por Bluske Castellanos.

Y sin embargo, a pesar de este antecedente, en la Tarija actual, la situación de “Subdesarrollo…” y de su autor es similar a la de todos los intelectuales que a lo largo del anterior siglo contribuyeron a la construcción del Pensamiento Tarijeño. Nombres como los de Bernardo Trigo, Varas Reyes, Octavio Campero e incluso Oscar Alfaro (recordado solo ocasionalmente por sus textos para niños, pero olvidado en el conjunto de su obra), reposan en las estanterías del olvido. La academia (universidades públicas y privadas), y en general las instituciones tarijeñas, simple y llanamente han omitido de su agenda a la cultura tarijeña, precisamente en el momento histórico en que en Bolivia se ha vivido una fuerte emergencia socio- cultural.

Pero más allá de esas consideraciones generales, esta nueva (y esperada edición), nos invita a hacernos algunas preguntas básicas: en primer lugar, ¿Cuál la razón del tremendo impacto que tuvo en Bolivia en el momento de su publicación?, y luego con mayor profundidad; ¿Cuál es el valor especifico que tiene este texto en el proceso de construcción del Pensamiento Tarijeño y en la configuración de la cultura chapaca contemporánea? (Si es que consideramos por supuesto a la “cultura – chapaca” como un conjunto urbano – rural, concepto con el que discrepan algunos estudiosos).

Subdesarrollo y Felicidad, resulto ser una bocanada de aire fresco en los setenta, porque tuvo la virtud de mofarse sin contemplaciones del culto al “desarrollismo” que estaba en boga de  en esos momentos. Era un momento histórico en que tanto las tendencias de izquierda como las de derecha, hacían un culto extremo, y justificaban todas sus acciones, merced al ideal del “progreso”.  Y la Bolivia que había tenido un “continuum” discursivo con el tema, que había comenzado con la revolución del  52, y seguido con los gobiernos de Barrientos y Banzer, acogió esta apología del “subdesarrollo” con un simpatía inusitada.

Y si quisiéramos tirar un poco del hilo, podríamos decir que en ese sentido Bluske fue realmente un adelantado: cuarenta años antes de que el “Índice de la Felicidad de Bután” , o el “Índice de la Felicidad de las Naciones Unidas”, el habitante del barrio tarijeño de San Luis, proclamó con sorna e ironía, que la realización del ser humano no se encontraba solamente en la cantidad de dólares invertidos, o en las toneladas de hormigón armado y cemento construidas.

Un segundo valor del texto se encuentra en su irreverencia hacia las formas discursivas del momento. Recordemos que era un tiempo en que se reverenciaba lo “oficial” y lo “cívico”, y donde la formalidad se valoraba en extremo (situación no muy diferente a la actual, hay que decir, donde una declaración de una influencer, sobre el mal olor de las calles de cierta ciudad, da lugar a juicios, proclamas y manifestaciones varias).

Por otra parte, hay que recordar que el texto se publicó cerca al “Sesquicentenario de la Republica”, momento en que el patrioterismo y la solemnidad estaban absolutamente exacerbados.  Por eso es que fragmentos como el cabildo donde describe la forma en que se origino del nombre de Tarija, situación que se dio merced a un      “…Alcalde Ordinario, que tenía un labio leporino (zenca), el Aguacil Mayor, que era sordo, el Procurador general, que era tuerto, el escribano que era zurdo y los tres regidores que además de ser alegres y espirituosos, uno de ellos era tartamudo”, resultan totalmente inusuales.

En la misma línea se encuentra la anécdota contenida en el capitulo  “El Retorno del Fundador” (el libro se publicó con motivo de los cuatrocientos años de fundación de la ciudad, y se especulaba con la posibilidad de la recuperación de los restos de Luis de Fuentes, que se encuentran en la ciudad de Sucre). Allí parodia otro cabildo,   que luego de una sesión de espiritismo, forma una “comisión” integrada dos personajes denominados “el pollo” y el “coto”, para rescatar los restos, la que luego de diversas peripecias logra su cometido, trayéndolo en una lata de leche “Klim”. En este caso, y sin ningún problema, el texto se burla de  la parafernalia inherente a los actos oficiales y burocráticos del aniversario tarijeño.

Línea tras línea, el texto se mofa de aspectos como la “modernización” (proclama a la aspirina como remedio universal), se burla de  para todo, porque es el único medicamento que tienen en existencia los hospitales, la burocratización  e inoperancia de los trámites bancarios, contraponiéndolos con los viejos prestamistas de pueblo, etc., etc.

Y es que al margen del contexto político y el valor o no, de las ideas de Bluske,  otro de los valores centrales del libro esta en la claridad y la elegancia con la que esta escrito. Fragmentos como la comparación que hace entre Nueva York y Tarija o la parodia que hace de la copla chapaca “modernizada” (que también conlleva una crítica a la aculturación, adelantada a su tiempo), son simplemente deliciosos.

Finalmente, mirando a largo plazo en la evolución de la identidad tarijeña en el últimos siglo, hay que decir que “Subdesarrollo y Felicidad” es un texto que ha contribuido de manera central a construir la “alteridad” del departamento frente a sus pares, su “personalidad”, sus rasgos diferenciales.

Bluske en el texto realiza una descripción de lo que es Tarija; como todos los textos clásicos no inventa nada nuevo, pero si recoge, focaliza y da forma a elementos que ya se encontraban en la sociedad. No es la única visión de Tarija por supuesto, otra que es necesario rescatar raídamente es la que realiza Oscar Alfaro e inclusive hay otras que se han ido rescatando en los últimos años de María Virginia Estensoro en sus “Memorias de Villa Rosa. Se trata de visiones diferentes, pero complementarias, porque la realidad es así; y precisamente en esa multiplicidad de imágenes se manifiesta la riqueza de la cultura.

“Subdesarrollo y Felicidad” dio presencia al “chapaco” en Bolivia. El habitante sureño, chistoso, guitarrero, lento, proclamo a paceños, cambas, “cochalas”, etc., que no solo estaba contento y orgulloso de  su forma de ser, sino que además la proclama como un paradigma, como un objetivo vital, del cual ellos lamentablemente se han alejado. Y en ese mundo impregnado de divisas, maquinarias, tecnología, fascismos, marxismos y liberalismos varios, se reivindicó  la devaluada “felicidad”.

En esta época en la que la polarización y el simplismo (motorizado por el internet y las redes sociales), se ha puesto de moda atacar a autores  varios (lamentablemente el  insulto a veces se vuelve un instrumento para que gane “presencia” el “insultador), haciendo referencia a su origen social y su orientación ideológica. En el caso de Bluske se ha señalado que se trata de un representante de las elites establecidas. Ese hecho no está en discusión; ya hemos dicho que lo que el hizo fue recoger ideas existentes en el medio social al que pertenecía. ¿Pero este es un argumento para refutar sus aportes?, si fuera así, en el caso de Bolivia no nos quedaría mas que deshacernos de Arguedas, Tamayo y Rene Moreno, entre muchos otros. Y si saltáramos a otros ámbitos, habría que descalificar a personajes como Heguel, Kant y los propios Marx y Engels.

Ojala que esta publicación, contribuya en forma a reavivar el rescate del pensamiento tarijeño,  y por suerte, mientras esperamos que nuestros deseos se cumplan, nos da la oportunidad de repasar (o conocer según el caso) este texto, con un genuino disfrute y una sonrisa en los labios, estoy seguro, en la mayor parte de los casos.

 

*Este texto fue el comentario realizado por el autor en la presentación de la décima edición del libro Subdesarrollo y Felicidad el pasado miércoles 12 de abril. Los ejemplares se encuentran a la venta en las oficinas de El País

 


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