Pastas, base y dental

El presidente Arce ha anunciado la creación de una industria relacionada a la hoja de coca, dice que se van a tirar más de once millones de dólares de los bolivianos para producir una pasta dental con coca, es una muy mala noticia.

La idea no es nada nueva, industrializar la coca, darle otros usos aparte del tradicional, el acullico, y el que verdaderamente importa, vale decir, la producción de cocaína, que, dicho sea de paso, acaba de costarles la vida a tres ciudadanos, ligados al combate a la delincuencia, y a otros tres más.

Uno no podría estar en contra que se produzcan ciertos productos hechos con coca, más allá de que si son comestibles, o para metérselos a la boca, es posible que no serían del agrado de la mayoría de la gente. En el Perú, y mucho antes de que el señor Castillo siquiera soñara en ser presidente, se producen y venden galletas con harina de coca, y caramelos con coca. Se venden mucho en las rutas turísticas, y lo bueno que tienen es que casi no saben a coca, porque si el peculiar saborcito u olorcito trascendiera, las fábricas que los producen hubieran fracasado.

Por supuesto no es el gobierno del Perú el que está involucrado en esa producción, sino algunos “emprendedores”, y bueno, cada quien está libre de hacer con su dinero lo que quiera (dentro de la legalidad), y puede arriesgar lo también haciendo una producción un tanto estrafalaria.

Lo que nos toca a nosotros, es que aparte de las no exitosas experiencias anteriores, lo inadecuado, pero que pinta de cuerpo entero a la actual administración, es que se está haciendo una inversión sin la intención de ganar dinero, es un proyecto que tiene amplio riesgo de fracaso y lo están haciendo pro razones ideológicas, o por razones peores.

Por supuesto que hay un nicho en el mercado para un dentífrico con sabor a coca, lo hay para todo, hay gente que hasta gusta de orines en sus encuentros íntimos, pero lo cierto es que una fábrica de pasta dental con sabor y olor a coca, parece una apuesta bastante arriesgada.  Reitero, el problema mayor es que el estado no debería involucrarse en ese tipo de emprendimientos, es muy posible que todo ese dinero se pierda, y todos sabemos que podría ser empleado de mejor manera.

Hay algo un poco más perverso en eso de querer industrializar la coca, porque termina siendo como marear la perdiz, como tratar de darle legitimidad a una planta cuya mayor importancia es la producción de droga.

La gente tiene derecho de consumir coca, el problema es que la coca es un producto agrícola atractivo porque se vende a los productores de cocaína, y ahí empieza el circulo vicioso del narcotráfico y las espirales de múltiples delitos, que llevan a convertir a las sociedades en páramos de violencia. Como bien nos mostró Natalia López en su película Manto de Gemas.

Es posible que la verdadera solución al Narcotráfico se dé con la legalización del consumo de cocaína, algo por lo que los sensatos deberían abogar y de lo que se habla hace más de 40 años. Pero mientras sea ilegal se lo debe combatir seriamente.

El acullicu, los bombones de coca, el mate, las galletas y el dentífrico, son intrascendentes desde el punto de vista económico, en relación a lo que es el verdadero negocio de la coca, de alguna manera se convierten en una especie de máscara para este. Es casi una forma de encubrimiento.

Y vuelvo a la carga, no por el hecho de que se esté creando una industria de productos de coca, sino por la espiral de violencia en la que parece ser que estamos entrando, es posiblemente hora de discutir seriamente sobre la legalización de la producción y del consumo de cocaína.

*es operador de turismo


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