Apostemos por los vehículos eléctricos
Imaginemos que en unos años más podamos encontrar circulando en las calles vehículos diferentes a los que conocemos en la actualidad. Todos más seguros y de poco mantenimiento, pero especialmente silenciosos y amigables con el medio ambiente. Esto que parece propio de alguna sociedad del primer mundo o sacado de una película futurista podría ser parte de una escena cotidiana nuestra en unos años más.
Al presente la industria relacionada a los vehículos eléctricos crece de forma acelerada en el mundo y Bolivia tiene condiciones para ser parte de esa realidad, que se reflejan en su calidad de ser uno de los reservorios más importantes de litio en el planeta, principal materia prima para construir las baterías que hacer funcionar este tipo de vehículos; la existencia de emprendimientos privados que ya permiten contar con vehículos eléctricos “made in Bolivia”; y la implementación de políticas públicas que apuntan a un cambio energético en el mediano y largo plazo en nuestro país.
Un dato importante a considerar antes de entrar en el tema es que, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) hasta 2020 Bolivia contaba con un parque automotor de más de 2,1 millones de vehículos, con una tendencia creciente y sostenida desde 2004, todos en su gran mayoría con motor a combustible que emite dióxido de carbono (CO2), relacionado con la contaminación ambiental y el calentamiento global. Pues bien, los vehículos eléctricos se caracterizan por no emitir estos gases contaminantes, por lo que su uso masivo mejoraría la calidad del aire que respiramos.
Con ese antecedente en mente empecemos señalando que, según el último informe del Servicio Geológico de Estados Unidos (enero, 2021), Bolivia posee un depósito de 21 millones de toneladas en el Salar de Uyuni, que la convierten en la mayor reserva de litio en el mundo, materia prima necesaria para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos.
Si consideramos que Bolivia cuenta además con los salares de Pastos Grandes en Potosí y Coipasa en Oruro, cuyas reservas todavía no fueron cuantificadas según el Ministerio de Hidrocarburos y Energías, podemos sostener que nuestro país posee una importante cantidad de recursos para ser industrializados a bajo costo, lo que representa una importante ventaja para atraer inversión.
De hecho nuestro país ya cuenta con Quantum Motors, una empresa privada instalada en Cochabamba, que desde hace casi tres años vende a razón de más de 100 vehículos eléctricos por año (a septiembre de 2021 ya habría vendido unas 350 unidades), y tiene presencia en otras regiones del territorio nacional como La Paz, El Alto, Quillacollo, Santa Cruz, Trinidad, Oruro, Sucre, Tarija y Yacuiba; además de países como Perú, Paraguay y El Salvador.
Durante la pasada gestión, esta empresa suscribió un convenio con la empresa pública Yacimientos de Litio Bolivia (YLB) para que ésta le provea empaques de batería de litio ensamblados en el departamento de Potosí. De esta forma, la industria de la electromovilidad en Bolivia va dando sus primeros pasos.
En este escenario el gobierno apunta al cambio de la matriz energética del parque automotor a mediano y largo plazo, más que todo para reducir el costo del subsidio a los hidrocarburos, mismo que podría superar los 1.000 millones de dólares para la presente gestión, considerando que el precio del barril de petróleo superó los 100 dólares desde el pasado mes de marzo, en un escenario de crisis internacional ocasionada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Con este objetivo, en julio de 2021 se emitió el Decreto Supremo Nº 4539, que instaura incentivos para la fabricación, ensamblaje e importación de vehículos y maquinaria agrícola eléctrica e híbrida con el fin de impulsar el ahorro y eficiencia energética; así, desde que salió la norma hasta marzo de 2022, se importaron aproximadamente mil vehículos eléctricos, según la Aduana Nacional.
Adicionalmente, en el marco de esta normativa la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) ya instaló once estaciones de carguío o “electrolineras” para vehículos eléctricos, en los departamentos de La Paz (3), Cochabamba (3), Santa Cruz (3) y Oruro (2), que permitirán una recarga gratuita por un año a quienes ya cuenten con un vehículo eléctrico, a fin de incentivar su uso.
Como podrá apreciar estimado lector, Bolivia tiene las condiciones para cambiar su matriz energética desarrollando en un mediano y largo plazo la industria del litio y de vehículos eléctricos. Lo mejor de todo es que ya se hicieron los primeros esfuerzos dirigidos a este objetivo.
(*) Es economista