Prevención de uso de alcohol y tabaco en adolescentes

Ayer asistí a una charla sobre la prevención del uso de alcohol y tabaco en adolescentes por investigadores de IRIS Zorg, basados en resultados de un estudio en Holanda. Los participantes eran, en una mayoría, padres de familia. Se presentaron varios datos interesantes que quiero resumir en esta nota.

1.       El uso del alcohol en menores de 19 años. El desarrollo del cerebro es intenso en la adolescencia y el uso de alcohol causa problemas con la concentración, la memoria y la inteligencia. Esto podría afectar la educación, pero también estimular sus decisiones irracionales (donde los sentimientos prevalecen sobre la razón), que ya están presentes por la edad. Esto expone al adolescente a situaciones de riesgo como peleas, relaciones sexuales (sin protección), o accidentes de tránsito. En Bolivia, las dos causas de muerte en adolescentes son por violencia interpersonal y accidentes de tránsito en varones; suicidios y accidentes de tránsito en mujeres. Además, posterior al consumo de alcohol, existen episodios de alta depresión.

2.       ¿Qué hacer para postergar su uso?

La adicción es más probable cuando se inicia en edades tempranas. Por ejemplo, bastan cinco cigarrillos en un corto tiempo para tener adicción a la nicotina. Por lo tanto, los investigadores sugieren postergar el inicio a más de los 19 años con el fin de que, pasada la adolescencia, se pueda tomar mejores decisiones.

Para postergar su uso, es necesario hablar de la importancia de no consumir sustancias antes de los 19 años, prepararle a “decir que no”. Es bueno que los padres pongan reglas y sanciones claras en consenso con el adolescente y controlar su cumplimiento. El hecho de que los padres beban y fumen no impide a que les aconsejen. Frases como “no bebas, no caigas en la misma trampa que yo” ayudan al inicio de una conversación.

3.       ¿Cómo mejorar su educación sobre el uso?

Muchos padres de familia preguntaban si era mejor enseñar a tomar al adolescente y fumar en casa para que ellos puedan controlarse cuando vayan a fiestas. La respuesta era que no. Normalmente, los padres son el ejemplo del buen comportamiento y el compartir una sustancia con ellos elimina esa barrera haciendo su consumo más fácil. Y mientras más jóvenes se inician, más altas dosis requerirán después. Asimismo, se indicó que el uso de “champagne o cerveza sin alcohol, o cigarros de mentira” son un primer paso al hábito del sabor y manejo.

Ojalá estos consejos sirvan a la educación y preparación para nuestros adolescentes.


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