Bolivia, paraíso del contrabando, infierno del empresario ¿las va-cunas para cuándo?

El contrabando, una de las actividades económicas más grandes y poderosas del país, es el pan de cada día para miles de familias que viven y subsisten con este comercio ilegal. Para algunos se volvió un modus vivendi dada la coyuntura de crisis económica actual, para otros un estilo de vida de años, donde mover mercancías por toneladas y evadir impuestos a millones, es “pan comido”. Es innegable que esta actividad ilícita, durante siglos, trajo luces y sombras a nuestra economía.

Como el contrabando es ilegal, obviamente no hay registros de sus movimientos ni de sus actividades en el país, de hecho, cuando Ud. va a un local “legalmente” establecido no le dan factura siempre o el preguntan ingenuamente ¿Va a querer factura? O le guiñan el ojo, “sin factura es más barato casero”, imagínese, mucho menos el corrupto o e contrabandista va dar un recibo o factura pidiéndole su NIT. Es un hecho que no hay estadísticas oficiales, o muy aproximadas a cifras reales, para medir el verdadero impacto económico de esta actividad ilícita en el país, pero eso no significa que no se hicieron estudios serios sobre este tema. La CEPB, en el año 2016, hizo un estudio llamado “Bolivia: Contrabando e Impacto en el PIB (2010-2014)”, el cual estimo que el mismo movía un monto aproximado promedio por año de $us. 1.680 millones, que sumado el contrabando hormiga, llegaba a cerca de los $us. 2.213 millones, cuya cifra representaba en promedio anual entre el 6 y 8% del PIB nacional, además de evadir el pago de impuestos por mas de $us. 400 millones de dólares por año. Otro estudio importante, a nivel continental, fue el realizado por la “Asociación Latinoamericana Anti-Contrabando” (mayo 2019), la cual ranqueó que productos como los cigarrillos, indumentaria, fármacos, anteojos, software, combustibles y productos de higiene, se encuentran entre las mercancías más contrabandeadas en la región; este análisis estimo que, al año, en nuestra región, esta actividad ilícita mueve aproximadamente 210.000 millones de dólares, es decir un 2% del PIB de América Latina.

Recientemente, el presidente de la CNI, indico que entre el 2020 y 2021, el contrabando creció en un 10%, sobre todo en productos de consumo masivo como lo son los alimentos y bebidas. Si el mismo continua en ascenso y no hay una política publica nacional efectiva que controle y disminuya el mismo, se dañara más aun la industria nacional, poniendo en riesgo a 80 mil puestos de trabajo; cosa que seria grave considerando que el año pasado se perdieron 400 mil empleos por la pandemia en este sector económico.

Según últimos estudios de la CEPB y la CAINCO, se calcula que, por año, el contrabando movió, en valor de mercaderías, un monto por $us. 2.300 millones, cerca al 6% de nuestro PIB, además de tener una evasión importante al fisco por $us. 600 millones. Alrededor de 1.500 diferentes productos (7.000 toneladas por año) ingresan ilegalmente a nuestro territorio nacional, “sería más fácil decir que no entra por contrabando al país”.

Según datos de la Aduana Nacional, el 2018 decomiso mercaderías por valor de Bs. 512 millones, el 2019 Bs. 601 millones, el 2020 Bs. 383 millones, y para esta gestión se propuso una meta de Bs. 289 millones, no son muy ambiciosos, ¿verdad? Es un hecho que estos datos deberían ser mucho mas grandes, si consideramos que lo que decomisan no representa ni el 3% de lo que se contrabandea en el país; entre enero-mayo 2021 esta institución confisco un valor de Bs. 200 millones en Bolivia, en Tarija un monto cerca a los Bs. 24 millones.

Pero si hacemos un breve diagnóstico de las causas, consecuencias y soluciones para el contrabando ¿Cuáles serían? Es un hecho que entre las principales causas es que el contrabando es una actividad muy lucrativa, sin el “cuco” de un castigo ejemplificador; al 2020, para ser penado legalmente, debe ser encontrado con mercaderías por un valor de 200 mil UFV’s ($us. 69.000), que a propósito es el nivel de permisión mas alto del continente; pero no subestimemos a los amigos contrabandistas, tontos no son, “hecha la ley, hecha la trampa”. Otra razón, es que es una actividad muy grande y poderosa en el país, que da de comer a ricos y pobres, en una coyuntura donde permitió a muchas familias generar ingresos y a otras comprar productos de buena calidad a muy bajos precios, cosa que también contribuyo a que no haya inflación importante algunos estos últimos años. Además, importar y/o comercializar legalmente no es muy atractivo, ya que el producto se encarece en un 30% adicional al costo de adquisición por el pago de impuestos y tributos; sin olvidar que nuestro Estado ejerce una presión fiscal muy grande tanto a compradores y vendedores.

Las consecuencias son una perdida importante de recursos que podría captar el país por tema impositivo para inversión y gasto público; pero lo más preocupante es el daño a la producción nacional, cuyo efecto domino es la caída de la demanda de bienes nacionales, decremento de ventas e ingresos, crecimiento del desempleo, de la informalidad, mayor contrabando y de una reactivación económica muy lejana; solo como ej. hay 3.000 toneladas de leche en polvo en stock que no se pueden vender por este fenómeno.

¿Qué hacer? La solución no es elevar los impuestos o aranceles a bienes que importamos, al menos no a los que no producimos y menos los que nuestra industria nacional necesita. Debemos buscar que la producción del país sea más competitiva, no veo mejor camino que bajar los impuestos al sector privado y darles condiciones de rentabilidad a su inversión, así poco a poco tendremos productos de mejor calidad a bajos precios. También el tema normativo es clave, mientras las sanciones sean leves o permisivas, será difícil achicar a este gigante, donde debe existir un trabajo serio y sostenible de entidades nacionales y locales.

Ya seria mucho pedir a la población que no compre cosas de contrabando y que “consuma lo nuestro”, sería casi una utopía en esta coyuntura, pero no hay que olvidar que la próxima empresa que tal vez cierre por este tema, podría despedir a un amigo o familiar suyo; es como esperar que las economías vecinas no devalúen su moneda y no nos exporten su pobreza. En fin, la esperanza es lo único que se pierde, además de la pandemia tenemos un cáncer económico que corroe nuestra economía...Bolivia, país donde se contrabandea todo, ¡menos las vacunas!


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