El fantasma
Ya al borde de un colapso nervioso, decidió pedir auxilio de un célebre maestro zen que practicaba en la misma provincia. Fue a ver al maestro, quien le recibió amistosamente. Tras haberle explicado el dilema, el joven añadió: “ Ese fantasma lo sabe todo, absolutamente todo acerca de mí,...
Ya al borde de un colapso nervioso, decidió pedir auxilio de un célebre maestro zen que practicaba en la misma provincia. Fue a ver al maestro, quien le recibió amistosamente. Tras haberle explicado el dilema, el joven añadió: “ Ese fantasma lo sabe todo, absolutamente todo acerca de mí, ¡incluso conoce mis pensamientos!El maestro pensó que la solución no estaba fuera del alcance del chico y le sugirió que hiciera un trato con el fantasma. “Esta noche, antes de acostarte -le dijo- coge un puñado de lentejas al azar y no las sueltes. Luego acuéstate y espera. Cuando el espectro se presente proponle un trato. Dile que si adivina cuántas lentejas tienes en la mano será para siempre tu dueño y que si no lo adivina deberá desaparecer para siempre”.El chico procedió. Poco después de acostarse el fantasma apareció y le dijo: “ Sé que intentas librarte de mí. También sé que te has ido a ver aquel bobo del monje zen para que te ayude a echarme, pero tus esfuerzos no te servirán para nada”.“Bueno -respondió el joven- ya sabía que me habrías descubierto, así como supongo que indudablemente sabrás cuantas lentejas tengo en el puño”. El fantasma desapareció para no volver nunca jamás. Lo que no sabía el chico no lo podía saber su fantasma. Recordemos que nada puede dominar tu vida, pues siempre habrá una solución.