Pagarás tu deuda, salvo que sea ilegítima
Es un concepto fundamental sobre el que se ha asentado la ideología capitalista, tanto liberal como de Estado. Los sujetos son dignos de confianza en función de su capacidad de honrar las deudas contraídas y eso les hace ser sujeto de crédito y susceptibles de inversión. Los dueños del...
Es un concepto fundamental sobre el que se ha asentado la ideología capitalista, tanto liberal como de Estado. Los sujetos son dignos de confianza en función de su capacidad de honrar las deudas contraídas y eso les hace ser sujeto de crédito y susceptibles de inversión. Los dueños del circo eran los bancos hasta que se crearon las agencias de calificación de riesgos, que van directos al grano y dicen quien sí y quien no puede ser digno de confianza en función de cómo pague sus deudas e invierta sus recursos sin amenazar al orden establecido. En paralelo al auge de las agencias de rating, la Justicia ha ido progresivamente desapareciendo.La fastuosa gestión de Lino Condori y sus amigos comprometió recursos por más de 18.000 millones de dólares como ya hace muchos años denunciaba la asambleísta Sara Cuevas, hoy de vuelta a sus rutinas médicas, sin tener siquiera un mínimo estudio de viabilidad. Apenas unas proyecciones del Ministerio, que nunca quiso ver llegar la crisis del petróleo de 2014 y que hasta entrado el 2015 calificaba de coyuntural, y unas declaraciones juradas de disponibilidad presupuestaria permitieron contratar obras por doquier a lo largo y ancho de todo el territorio.Fueron obras millonarias, muy millonarias. Los ejecutivos seccionales de entonces se convirtieron en máquinas de licitar. Todos los procedimientos estaban perfectamente engranados y socializados. Todos sabían lo que había que hacer. También los empresarios que participaban en la lluvia de proyectos de la primera mitad de la década.Muchas veces, tal vez demasiadas, el proyecto se trababa justo después de cobrar el 20 por ciento del anticipo. Prácticamente ninguna obra de montos superiores a los 5 millones de bolivianos ha acabado en plazo y con el monto acordado. Con el orden mundial establecido resquebrajándose agobiado por las desigualdades y las magníficas opulencias, casi obscenas, una corriente de opinión poderosa ha empezado a cuestionar el axioma del pago de la deuda por encima de todas las cosas, diferenciando entre legítimas e ilegítimas. Desde California hasta Portugal o Grecia, y Argentina, se han realizado “auditorías a las deudas” para identificar las ilegítimas; aquellas contraídas por los bajos manejos de los gobernantes junto a sus empresarios. En la jerga se camuflan muchas veces como “quitas de deuda”. Deudas mal habidas que no deben socializarse sino identificarse en su origen y amputarse. El MAS, o al menos el primer MAS, conocía esos conceptos y los empleaba con frecuencia en su discurso liberador.La Gobernación de Tarija apostó por el financiamiento privado para saldar deudas con varias empresas que tenían obras en casi todas las provincias y municipios. Logró incluso ponerse de acuerdo con la Asociación de Municipios de Tarija y los ejecutivos seccionales, hoy subgobernadores, sobre los proyectos a cancelar y con ello ir hasta la puerta del Gobierno para pedirle la autorización para adquirir un crédito caro que pagaremos entre todos los tarijeños.El crédito era una opción, no la única. En la Asamblea Legislativa Departamental no se cuestiona si esta es o no es la mejor opción para salir de la crisis sino a quien sí o a quien no se le dan los recursos y como nunca, como en los peores tiempos, la injerencia del poder económico es mayúsculo. 171 millones de bolivianos da para pagar como dos millones de jornales, pero no es eso lo que se debe, sino otras cosas. Si se debieran dos millones de jornales el clima social sería otro.La Gobernación de Tarija comprometió una auditoría de la deuda de la que hasta el momento se sabe poco. Es el momento de frenar la deriva y volver al pecado original; es necesario conocer los detalles de hasta el último peso que se pretende pagar por la vía del endeudamiento, peor si además se hace con injerencias y presiones ajenas al orden político. Las deudas las pagaremos todos, pero no las ilegítimas.