Cuando la Navidad duele
Sin embargo, hay etapas en las que estas fechas duelen, sobre todo cuando hemos perdido a un ser querido, cuando vemos la desigualdad que sale más a flote en esta época o cuando la crisis económica ha tocado nuestros bolsillos.La navidad es una fecha llena de luces, regalos, símbolos como el...
Sin embargo, hay etapas en las que estas fechas duelen, sobre todo cuando hemos perdido a un ser querido, cuando vemos la desigualdad que sale más a flote en esta época o cuando la crisis económica ha tocado nuestros bolsillos.La navidad es una fecha llena de luces, regalos, símbolos como el árbol de Navidad, es una época cargada de expectativas sociales de alegría, de unión familiar y disposición para compartir con la familia, amigos y compañeros de trabajo.La imagen publicitaria de la familia unida, feliz, con regalos para cada miembro de la familia y la mesa rebosante de platillos de temporada, generan en muchos un sentimiento de frustración.En esta época las calles tarijeñas se llenan de limosneros y los centros comerciales de gente con ansiedad de comprar. Los niños campesinos con sus madres, deambulan en nuestras calles estirando la mano para una limosna. Algunos, los menos solidarios, dirán que es costumbre o que es un afán pedigüeño. Pero no es así, es la pobreza que se vive en muchas regiones de Bolivia y entre ellas la nuestra, probablemente no tanto como en el altiplano, pero igual es pobreza, mendicidad y desamparo. En Bolivia nada o muy poco ha cambiado. La Navidad duele pero no sólo por este motivo. Muchos en esta época experimentan la depresión navideña, que dicho sea de paso es un fenómeno que no está considerado como un trastorno ni existen manuales para su tratamiento. Puede tener relación con la pérdida de un ser querido, la cual nos obliga a remembrar momentos que se tienen en el corazón pero que no volverán a repetirse. La falta de trabajo o un ingreso deficiente puede generar contradicción con la imagen de la perfecta navidad dejando la puerta abierta a la culpa. La migración es otro factor que deja a muchas familias con la incapacidad de reunirse en estas fechas donde se supone, más que en cualquier otro momento, debemos de estar unidos.Los motivos son varios...pero todos tienen un origen que no es exclusivamente personal, pues mucha culpa tienen quienes gobiernan a cada sociedad. En Tarija como en otros lugares de Bolivia se reportan al menos cinco suicidios en esta temporada hasta enero. Personas que se han deprimido por alguna de estas causas deciden quitarse la vida.Pero ¿A quién le importa? Nos animaríamos a decir que sólo a sus familias, pues las autoridades no ven los problemas estructurales que llevan a estas determinaciones. No se trata de accidentes, no se trata de problemas temporales ni personales sino de una decisión que ha tenido su raíz en todo un manejo de una estructura social, que de cierta manera los ha impulsado a esto. En toda sociedad los retos son muchos y complejos para las autoridades, no se trata sólo de hacer caminos o de construir hospitales para males físicos, olvidando los psicológicos. No se trata de dar bonos sin pensar en la creación de fuentes de empleo. No se trata de adornar las plazas y parques sin pensar en los más pobres. No se trata de explotar los recursos naturales olvidando a quienes viven en las proximidades, tampoco se trata de leyes que quedan en un cajón de escritorio.Se trata de pensar en el bienestar de las personas partiendo de sus necesidades urgentes, que hacen a la estabilidad económica y emocional de cada una de ellas. Sería importante que las autoridades piensen en estos aspectos. Porque una Navidad que duele no es un verso más de un poeta deprimido, ese dolor una realidad que se hace más latente en esta época.