Una Fedjuve inútil

Es evidente que Edwin Rosas tenía una sintonía pragmática con este Gobierno municipal. Su hermano Francisco Rosas es el concejal duro, parte del aparato orgánico del UNIR de antes y del de ahora, alcalde alterno de antes y de ahora y uno de los concejales con más recorrido. Muchos de los...

Es evidente que Edwin Rosas tenía una sintonía pragmática con este Gobierno municipal. Su hermano Francisco Rosas es el concejal duro, parte del aparato orgánico del UNIR de antes y del de ahora, alcalde alterno de antes y de ahora y uno de los concejales con más recorrido. Muchos de los vecinos se echaron las manos a la cabeza cuando el otro Rosas, Edwin, trepó hasta la cabeza de la Federación, pues resultaba evidente que lo que menos interesaba en ese sentido era hacer una fiscalización efectiva.Rosas no es el primer presidente de Fedjuve cercano al ejecutivo municipal. Lo fueron los hoy concejales Alberto Váldez y Freddy Yucra, ambos leales al ex alcalde Óscar Montes, aunque Yucra cambió de acerca al final de la gestión cuando vio que se quedaba sin curul para ser electo por el Movimiento Al Socialismo. Rosas no es el primero, pero sí resulta el más evidente.Los vecinos están molestos por las decisiones tomadas desde la dirigencia de Edwin Rosas, últimamente muy voluble, y denuncian una injerencia de arriba abajo en la gestión de las Juntas de cada barrio, allí donde todavía queda algo de solidaridad vecinal, donde los vecinos se organizan para festejar su aniversario, celebrar su Santa Anita o su barra carnavalera, y donde todavía queda algo de espíritu asambleario para tomar decisiones en conjunto sobre cómo y en qué gastar los recursos que llegan al barrio. Edwin Rosas ha pasado del seguidismo puro y duro de las decisiones del Gobierno Municipal a una estrategia de oposición sistemática. Lo último en ponerse en su mira es el puente 4 de Julio, uno de esos proyectos emblema que todas las corporaciones quieren dejar para la ciudad y que además servirá para ordenar el tránsito entre las riberas del Guadalquivir pero que se cruza con otros poderosos intereses.Edwin Rosas ha diseñado una estrategia sencilla, al alcance de todos: aquel que lo cuestiona es masista. Rosas no discrimina, acusó de masistas a aquellos dirigentes vecinales que respaldaban el incremento de tarifas de los micros hace un par de meses; acusó de masistas a los que cuestionaron su silencio posterior y acusa de masistas a quienes ahora le exigen una nueva elección para ratificar su gestión.La gestión de Rosas al frente de la Federación no ha dejado grandes conquistas para los vecinos, más al contrario, se han perdido otros logros anteriores como las Brigadas Barriales de Seguridad Ciudadana, que algo contribuían a ayudar a vecinos en apuros a pesar de que la organización de los mismos siempre fue cuestionada. Rosas se ha quedado al margen de los debates de ciudad, no ha esbozado un proyecto o una ciudad deseada, tal vez porque su misión única era secundar al Alcalde. Ahora que pretende salir del cobijo no tiene modelo que impulsar y otros vecinos si pretenden cobrarle la factura del silencio.Rosas ha manejado discrecionalmente su estructura. Este medio hace más de seis meses que le pidió, cumpliendo con toda la burocracia exigida por su persona, un listado de presidentes de barrio actualizado atendiendo a las normas de transparencia y acceso a la información. A la fecha todavía seguimos esperando.La participación ciudadana vecinal es la única que a lo largo y ancho de todo el mundo sigue funcionando con notable potencia, porque los vecinos se organizan para atender sus propios problemas y exigir respuestas a los poderes institucionales. Colegios, accesos, basuras, seguridad ciudadana. Problemas básicos que cada municipio debe resolver y que nadie mejor que los vecinos que los padecen los conocen.Canalizar las demandas contribuye a fortalecer el instrumento y a la vez, la ciudad. Utilizarlo sin embargo para otros fines, acaba por mandar al limbo político al presunto usurpador, porque la demanda ciudadana siempre va a existir y no se puede ocultar detrás de otros afanes políticos.


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