El MAS, el TCP y la resaca

Como todas las noches de exceso, el miércoles se convirtió en una jornada de reflexión, casi de chaqui profundo, en el que unos y otros revisaban la hemeroteca reciente para volver a ser conscientes de sus propios actos y palabras vertidas al calor de los acontecimientos. Y como suele pasar,...

Como todas las noches de exceso, el miércoles se convirtió en una jornada de reflexión, casi de chaqui profundo, en el que unos y otros revisaban la hemeroteca reciente para volver a ser conscientes de sus propios actos y palabras vertidas al calor de los acontecimientos. Y como suele pasar, empezaron las dudas sobre lo acertado o desacertado de los planteamientos.Los que festejaron el fallo del Tribunal Constitucional como si fuera la victoria en el juicio final, empezaron el miércoles a hacer números y a dudar si la actitud soberbia de asegurar que con Evo Morales como candidato, la población acudirá en masa al centro de votación en octubre de 2019, o antes, para votar fervorosamente por el líder único es la que dará buenos resultados dentro de dos años o sí, por el contrario, requieren modificar algunos de sus comportamientos de los últimos años.Por otro lado, los que asemejaron la decisión a un golpe de Estado también empiezan a ser conscientes de sus excesos verbales y del escaso valor que le dan a sus propias fuerzas y a la capacidad de discernimiento de la población. Aquellos que más patalean dan por sentado que jamás encontrarán a un líder capaz de ganarle a Evo Morales por lo que su única posibilidad era, y es, eliminar al candidato mediante la Ley, y ese relato es muy poco atractivo para el votante boliviano.Es sin duda ese argumento el más contundente del MAS y el que a la larga se sostendrá en el relato. Lo democrático es votar, no prohibir a alguien que se presente a unas elecciones por motivos políticos. En la mayoría de los países del mundo no existe la limitación de mandatos, una figura más extendida en América y que tiene que ver con las peores prácticas coloniales, de ciudadanos analfabetos, esclavos y acarreados y de caziques que ponían y quitaban gobernantes para seguir haciendo de Ley en su territorio. Mientras tanto, el argumento opositor que también perdurará es el que cuestiona el rol asumido por el Tribunal Constitucional, que de acuerdo al ordenamiento jurídico es interpretar la Carta Magna y no cambiarla, como en la práctica ha hecho, usurpando la voluntad popular que debería haber sido consultada sobre este extremo.Es ahí donde toca el argumento del desconocimiento de los resultados del referéndum del 21 de febrero, que en la práctica no tiene nada que ver, sino que son dos asuntos paralelos diferentes en lo jurídico, pero íntimamente relacionados en lo político. El MAS hace ocho años no apostó por la reelección indefinida. Hace apenas 18 meses no sometió a la voluntad popular la eliminación de la limitación de mandatos como una consideración política de fondo, sino un puntual paréntesis que beneficiara exclusivamente a Evo Morales y Álvaro García Linera por una sola vez en 2019. Este mismo Tribunal Constitucional adecuó la pregunta para que esto quedara todavía más claro que la limitación de mandato seguía plenamente vigente. La población negó esta posibilidad puntual n. El modo en el que el MAS ha cambiado de opinión en los últimos 8 años y aceleradamente en el último año y medio tiene también mucho que ver con cómo el Instrumento Político ha ido también cambiando, hasta extremos en el que prácticamente no se reconoce. El MAS fue más revolucionario antes que después de su propia Constitución y la forma en la que se ha ido apartando de la agenda de Octubre a partir de una Constitución con la que precisamente se pretendía profundizarlaes lo que finalmente le está pasando factura.El modo en el que la oposición no ha cambiado en los últimos años, sino que se ha ido achicando, casi esfumando, viendo a sus miembros pasarse al otro lado sin pudor, hacerle el juego al Gobierno, a sus dos tercios tiene también mucho que ver en la forma en que han planteado el combate a la decisión. Incluso en la campaña por el voto nulo en las judiciales.Sin duda, los días de resaca no son los mejores para pensar ni tomar decisiones. Cuando se serenen unos verán que no han ganado nada y otros que no han perdido todo, y cada uno tendrá que dar cuentas por lo que hizo o dejo de hacer.


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