¿Evo se queda?
No por esperado ha dejado de ser sorprendente y causado reacciones a nivel mundial. Pocos actores políticos en el mundo son capaces de perder un referéndum y seguir gobernando como si nada. David Cameron, por ejemplo, se fue tras perder el del Brexit. Pero los hay. Juan Manuel Santos perdió el...
No por esperado ha dejado de ser sorprendente y causado reacciones a nivel mundial. Pocos actores políticos en el mundo son capaces de perder un referéndum y seguir gobernando como si nada. David Cameron, por ejemplo, se fue tras perder el del Brexit. Pero los hay. Juan Manuel Santos perdió el referéndum por la paz en Colombia y no solo siguió adelante, sino que hizo caso omiso del resultado y tras maquillar el acuerdo en dos semanas firmó la desaparición e integración social de la guerrilla de las FARC en la vida civil. Ese es el modelo político que parece haber seguido el presidente Evo Morales y su partido.El momento del fallo es por demás delicado. El 3 de diciembre, es decir, este domingo, se lleva adelante la elección judicial para renovar el Consejo de la Magistratura, el Tribunal Agroambiental, el Tribunal Supremo y sobre todo, el Tribunal Constitucional. Es decir, elegir a los sustitutos de los Magistrados que acaban de darle la mayor satisfacción al Gobierno a modo de despedida.Desde 2011, cuando parecía un invento exótico y nadie tenía muy claro las consecuencias que iban a derivar, y sobre todo este año, las opiniones sobre la elección de Magistrados se ha polarizado entre los que van a elegir un candidato de entre la lista de desconocidos aspirantes y los que consideran que es una especie de plebiscito para censurar al Gobierno. Con la decisión del Tribunal Constitucional Plurinacional el plebiscito se hace más evidente: el que vote respaldará la decisión y el que anule su voto la censurará. De nuevo las dos Bolivias frente a frente.El MAS había quitado valor a la decisión y ya había llamado a sus bases a arrancar la campaña. La oposición tomaba previsiones ante una inminente convocatoria a Constituyente. El TCP les ha allanado por el momento el camino y el escenario es completamente diferente. Si las Judiciales son un fracaso el Gobierno del MAS debería asumir responsabilidades.Mientras esto pasa, a la oposición le ha vuelto a entrar la tembladera de rodillas. Los “cinco” líderes + Luis Revilla, que se ha desmarcado de la pseudo Mesa de Unidad que conforman Carlos Mesa, Samuel Doria Medina, Rubén Costas (que podrá volver a ser candidato),Tuto Quiroga y Víctor Hugo Cárdenas, no tienen clara su posición después del 3D y esta vez la pelota sí está en su tejado. La oposición tiene la posibilidad de acudir a Tribunales Supranacionales, generalmente adversos al régimen de Morales, pero trasladaría la política a esos ámbitos.El problema de la oposición boliviana es de sobra conocido; en los once años que el Movimiento Al Socialismo lleva ejerciendo el poder han sido incapaces de renovarse, por lo cual, el eslogan más poderoso que cualquier asesor de campaña sugeriría utilizar: “cambiemos”, no puede aplicarse. Encuesta tras encuesta, pese a todo, se evidencia la inexistencia de alternativa, y es que renovarse no es solo una cuestión cosmética o de caras, sino también de ideas.Y mientras esto pasa, el MAS celebra porque está totalmente convencido de que no tiene alternativa al frente y de que Evo Morales volverá a arrasar en las urnas tantas veces como se presente, mientras se presente él.La forma en la que el MAS presenta la imprescindibilidad de Morales dice muy poco en favor del partido, ya reducido a un aparato colmado de protegidos, amigos y conversos que han sabido elegir a la sombra a la que arrimarse; pero sobre todo dice muy malas cosas de lo que el MAS piensa de los bolivianos, una especie de masa acrítica que elegirá a Evo Morales pase lo que pase con los ojos cerrados.Hace unos meses afirmábamos que el problema de la habilitación de Evo no era jurídico, sino político. En la propia Organización de Estados Americanos, mil veces denostada por el Gobierno de Morales, utilizaron el argumento convencidos de que nadie que lleve 11 años en el poder y haya perdido un referéndum constitucional para alargar su mandato pudiera habilitarse con chicanas y aun así creer que pudiera ganar la elección. Pero el MAS si lo cree. Y también la oposición. Es tiempo de política gruesa y de poner en valor a los ciudadanos bolivianos, menospreciados por unos y por otros, pero que sin duda es sabio y soberano.