La verdad de estado

La sociedad fue separando progresivamente la calidad de quienes debían administrar justicia de las instancias del poder para tratar de alejar la influencia del poderoso frente a la vulnerabilidad de los mortales. El soberano político fue quitado de su autoridad para definir derechos y los Sumos...

La sociedad fue separando progresivamente la calidad de quienes debían administrar justicia de las instancias del poder para tratar de alejar la influencia del poderoso frente a la vulnerabilidad de los mortales. El soberano político fue quitado de su autoridad para definir derechos y los Sumos Sacerdotes, en sus diferentes manifestaciones, quedaron en el ámbito del espíritu y las consciencias. “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, es quizá la expresión que resume con absoluta claridad este principio.La Justicia nunca fue ciega. Los principios que rigieron la Ley del Talión, “ojo por ojo, diente por diente” estuvieron teñidos por las valoraciones éticas, morales, religiosas e ideológicas de quienes las aplicaban. Sin embargo, se fueron estableciendo procedimientos, formalismos, codificaciones, que garantizaban que las partes en igualdad de condiciones, pudieran suponer que sus argumentos serían escuchados antes de aplicarse un fallo o una sentencia.“En las relaciones de las personas como en la de los pueblos, el respeto al derecho ajeno, es la Paz”, dijo el primer presidente indígena de América con una contundencia que no ha perdido su fuerza. Estamos frente a una secuencia que se pierde en la noche de la historia, para definir el Tótem y el Tabú, el Dios y la Ley que rige la vida de las personas.Similar esfuerzo se ha realizado en los ámbitos de los Estados. Y aunque hay algunos que son diferentes entre los iguales, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en los espacios políticos por ejemplo, en general existe una justicia internacional a la que se acude como una manera de evitar que sea la violencia quien defina los derechos. Como lo fuera hasta en periodos no muy lejanos. Por eso hemos acudido a la Corte Internacional de Justicia de La Haya; y con la mayor lealtad y compromiso, esperaremos que pueda reconocernos el derecho que nos asiste.Para facilitar la superación de diferencias en ámbitos de buena voluntad, instrumentos como los buenos oficios, la intermediación, la mediación, los arbitrajes, ayudan mucho al disminuir tiempos y procedimientos, todo, en honor y mérito a vivir en sociedades civilizadas y pacíficas.En la vida de las sociedades en los Estados, cuando las dudas son muy grandes o la importancia de lo que se debate lo justifica, se vuelve a la voluntad soberana, al origen del poder, para escuchar un veredicto bajo protocolos pactados. La democracia directa del Referéndum define la Verdad de Estado sobre la materia.En Bolivia estamos en un momento contundente sobre la constitución de los órganos que administrarán justicia y el valor transparente de la soberanía popular. La duda legítima demuestra con efectos demostrativos, la existencia de error. Y sobre una duda, se impuso un NO. Esa es la Verdad del Estado que debemos respetar.


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