Miss Chile y el mar boliviano

Por lo tanto, el mensaje que envió la Miss Chile, Valentina Schnitzer, a principios de este mes en el concurso de belleza, “Reina Hispanoamericana”, en la ciudad de Santa Cruz (Bolivia); no es ninguna novedad. Sin embargo, sus palabras son un apoyo a la demanda marítima boliviana, en contra...

Por lo tanto, el mensaje que envió la Miss Chile, Valentina Schnitzer, a principios de este mes en el concurso de belleza, “Reina Hispanoamericana”, en la ciudad de Santa Cruz (Bolivia); no es ninguna novedad. Sin embargo, sus palabras son un apoyo a la demanda marítima boliviana, en contra de Chile, instalada en la Haya el 24 de abril de 2013. Es también una bofetada, en la boca, a todos esos grupos sociales que opinan lo contrario. Schnitzer dijo literalmente: “El mar le pertenece a Bolivia”. En las redes sociales y en los comentarios del periódico “El Mercurio”, la belleza chilena fue atacada con insultos y agresiones al género femenino. Palabras que salieron de la boca de hombres pero también, extrañamente, de muchas mujeres. Natividad Leiva que representará a Chile en el concurso Miss Universo, en Las Vegas, el próximo 26 de este mes, criticó igualmente a Valentina Schnitzer. Y dijo: “Quiso dar una respuesta para ver si podía conseguir la corona. Estoy en desacuerdo total con lo que dijo”. Pero con corona o sin corona, Schnitzer dijo una frase cargada de historia y de una gran dosis de veracidad. Refleja un profundo sentimiento de hermandad, de paz y de acercamiento entre dos pueblos que comparten muchas cosas en común.Efectivamente, el mar le pertenece a Bolivia; por lo menos 400 kilómetros lineales sobre la costa del Pacífico que Chile arrebató mediante una invasión militar, y sin declaración de guerra, el 14 de febrero de1879. De este insólito hecho se deduce que el Ejército chileno cometió un acto de terrorismo, causa que le sirvió para adueñarse, además, de 120 000 km² de territorio riquísimo en materias primas. Años más tarde y terminada la mal llamada “Guerra del Pacífico”, Chile obligó a Bolivia a firmar, bajo amenaza de guerra y una nueva invasión, el Tratado de Paz y Amistad el 20 de octubre de 1904. Ya en esa época, los representantes bolivianos, Belisario Salinas y Belisario Boeto, “dejaron en expresa constancia que Bolivia nunca se resignaría a carecer de un acceso soberano al mar” (El libro del Mar, p. 22). Los políticos y presidentes chilenos también se dieron cuenta de que no podían amputar todo el Litoral a un país que había empezado la vida republicana con 400 kilómetros de playa. Justamente por esta razón Chile, muchos de sus gobernantes y diplomáticos ofrecieron a Bolivia, en diferentes oportunidades, una salida “soberana” hacia las costas del Pacífico. La demanda marítima boliviana hace referencia a todos esos compromisos vinculantes que Chile ofreció a Bolivia. Sin duda, esta demanda también es la voz del pueblo boliviano que jamás aceptó, ni acepta y tampoco aceptará la usurpación, a mano armada y cobarde, de su Litoral por parte de las Fuerzas Armadas de Chile.En el vecino país Mapocho hay un grupo interesante que está compuesto por intelectuales progresistas, artistas, poetas, escritores, políticos, organizaciones sociales y gente común y corriente que apoya la demanda marítima boliviana. Estas personas tienen conocimientos del daño causado a Bolivia en esa guerra injusta. Y por eso abogan para cerrar una herida abierta que sangra a borbotones por más de un siglo. De este modo se daría una solución al enclaustramiento de Bolivia. Pero más allá de ese resultado, se trata de la integración Latinoamericana necesaria, en este siglo, para fortalecer la economía de los países integrantes. Pero también para convivir en paz, en armonía y lograr la felicidad, progreso y, sobre todo, unidad entre pueblos hermanos.


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