Educar con igualdad

Pero si queremos una sociedad en progreso, en que todas las personas sean iguales y, consecuentemente, tengan las mismas opciones para realizar sus sueños, una sociedad justa, solidaria y cohesionada, el conjunto de nosotros y nosotras estamos convocados a la tarea de educar.Pero la educación...

Pero si queremos una sociedad en progreso, en que todas las personas sean iguales y, consecuentemente, tengan las mismas opciones para realizar sus sueños, una sociedad justa, solidaria y cohesionada, el conjunto de nosotros y nosotras estamos convocados a la tarea de educar.Pero la educación no es sólo una responsabilidad social y moral colectiva, sino que es también un derecho, cuyo ejercicio debe prolongarse a lo largo de toda la vida. De acuerdo con esta convicción, es imprescindible posibilitar una escolarización desde edades tempranas que se extienda, como opción, a lo largo de todo el itinerario vital, para que cualquiera que así lo decida, se reincorpore al sistema en busca de un nuevo impulso para sus expectativas y anhelos.Pero aterrizando un poco más. Ayer organizaciones que luchan contra la violencia a la mujer y representantes de algunas instituciones tarijeñas aseguraron que es posible erradicar todo tipo de violencia machista a partir de la iniciativa y la concienciación de los varones.Una de estas organizaciones fue el Equipo de Comunicación Alternativa con Mujeres (ECAM) y otra el Gobierno Municipal de Cercado. ¿Pero de qué depende esto? Sin duda, de que eduquemos bien a nuestros hijos varones, ya que el cambio no se va a dar cuando tengan 30 años. A esa edad ya hemos construido toda una estructura en su cabeza que será difícil borrar.Las personas machistas no nacen, se hacen. Ningún niño o niña llega al mundo consciente de que haya un único rol para él o ella en la sociedad en función de su sexo. Nadie nace sabiendo cómo discriminar, cómo dominar, cómo agredir o violentar. Todo eso se aprende en el camino y es allí donde entra nuestro rol como padres, como maestros, como autoridades, como vecinos y como sociedad en su conjunto.Sin embargo, hasta ahora ninguna institución ha ido a la médula de esto, se han dado miles de charlas pero todas centradas en mostrar casos de mujeres violentadas, concentradas en lograr que los hombres cambien de comportamiento. Nos hemos olvidado de la educación de los futuros hombres, los niños.Si bien las autoridades no han hecho mucho al respecto, será necesario que comencemos por casa. Ser papá o mamá es ser responsable de ayudar a formar a un ser humano. En nuestras manos está enseñar a nuestros hijos acerca del mundo y ayudarles a forjar aquellos rasgos que les caracterizarán como adultos.Por eso mismo, no queremos verlos crecer como personas machistas. No quieres ver que tus hijas crezcan creyendo que su único valor está en ser esposas, madres y amas de casa o en cumplir con un prototipo de belleza o que tus hijos se conviertan en hombres incapaces de expresar sus emociones sin recurrir a la violencia o a la agresión.No se necesita ser sociólogo para darnos cuenta que el machismo sólo se puede cambiar con educación. Lo primero es entender qué es el machismo en sí y ser capaces de identificar los micromachismos que se han perpetuado en nuestra sociedad.No sólo nos concentremos en educar a las mujeres para que no toleren el machismo, para defender su valía y exigir respeto sino también prestemos atención a los hombres para que no sean machistas.“Se vale llorar”, “las tareas domésticas son responsabilidad de todos”, “femenino no equivale a malo”, “no hay una forma correcta de ser hombre o de ser mujer”, son algunas de las ideas en las que trabajar.Luego de esto la educación pública debe asumir su rol clave, porque si sólo en casa inculcamos estos valores de nada servirá.El profesorado tiene un peso importante en la educación de los y las estudiantes. Y sin duda, uno de los retos a los que se enfrentan –o deberían enfrentar-, es al de educar en igualdad. Educar lejos de mandatos sociales, de estereotipos y roles, de ideas preconcebidas. Educar en igualdad ha de ser un objetivo común en toda la comunidad educativa.Al sistema educativo hay que dotarlo de herramientas para combatir el sexismo, la violencia, la homofobia, el machismo. Éste debería de ser un aliado para acabar con la sociedad patriarcal en la que vivimos. Es urgente que las autoridades apoyen en esta tarea.No olvidemos que Tarija es el tercer departamento en Bolivia con mayor índice de violencia. Atacar la médula del problema es urgente.


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