¿Cuánto importan las reservas?
Una mala señal para la credibilidad que se le requiere. Si no hay éxito, Bolivia pasará un año más a ciegas en lo que se refiere a volúmenes de hidrocarburos en las entrañas utilizables en plazos razonables. Lo curioso del tema es que a nadie parece importarle demasiado. La última...
Una mala señal para la credibilidad que se le requiere. Si no hay éxito, Bolivia pasará un año más a ciegas en lo que se refiere a volúmenes de hidrocarburos en las entrañas utilizables en plazos razonables. Lo curioso del tema es que a nadie parece importarle demasiado. La última certificación de reservas se publicó en 2013, de la mano de una semidesconocida consultora canadiense, GLJ Petroleum, se aseguraron 10,45 trillones de pies cúbicos, una cifra que permitía hacer una de las fiestas que acostumbran en el Ministerio para anunciar cualquier cosa, aunque algo más moderada. La anterior había dejado una cifra de 9,9 trillones de pies cúbicos, por lo que al menos se había logrado reponer lo consumido en exportación y mercado interno y elevarlo un poco más. Eran tiempos de Margarita, Huacaya e Incahuasi. Desde entonces el tema volvía a la agenda de forma intermitente. Sobre todo los opositores utilizaban su ausencia para sembrar las dudas habituales en el sector hidrocarburífero que sigue sin manejarse como se preveía. El Ministerio salía al quite de vez en cuando; eran tiempos de grandes precios y tristes resultados exploratorios. En 2016 se llegó a un límite: sólo uno de 11 pozos exploratorios perforados tuvo éxito.Este 2017 se desató una batalla intestina en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos a cuenta de un cuestionado proceso de adquisición de tres taladros perforadores para la Estatal Petrolera que se pretendían comprar a una empresa italiana. El desastre del proceso fue tan desastroso y tan público, que acabaron rodando las cabezas de toda la plana mayor administrativa incluyendo vicepresidente y presidente. El joven Guillermo Achá, que no tenía mayor aval que la sugerencia del difunto Carlos Villegas en su lecho, acabó devorado por la poderosa estructura de la estatal petrolera que el Ministro Luis Alberto Sánchez logró definitivamente poner bajo su tutela: hoy es el presidente del Directorio.En el proceso de caída colaboraron como nadie los medios paraestatales más cercanos a la Vicepresidencia, que mantuvieron vivo el escándalo hasta el final, lo que se interpretó en ciertos foros como otra operación ambiciosa de esa cartera para ganar influencia. Finalmente el sucesor de Achá fue Óscar Barriga. Ex viceministro y leal a Sánchez. Supuestamente había vencedor. Sánchez, que en quince años paso de analista junior en campos a Presidente del Directorio parecía haber ganado un nuevo pulso. Pero al final le quedó un caramelo envenenado.Fue el Vicepresidente Álvaro García Linera quien aseguró en julio que ya se habían contratado las empresas consultoras para hacer la certificación de reservas. A Sánchez no le quedó más remedio que, al menos, lanzar el proceso.La certificación de reservas es un instrumento de planificación, que sirve para orientar el futuro, generar confianza, etcétera, pero es sobre todo un evaluador político de primer orden: por más excusas o justificaciones, un fracaso sería lapidario para Sánchez y su equipo; especialmente después de haber mostrado el exitismo desmedido en sus años de gestión.Se puede explicar que la coyuntura mundial ha frenado los proyectos de exploración, especialmente aquellos de tecnología tradicional; se puede pedir confianza en que la Ley de Incentivos vaya a generar resultados pronto; se puede pedir a los amigos como Repsol que vengan a Bolivia a prometer éxitos (la misma Repsol que hacía negocios con Sánchez de Lozada), pero lo que no se puede resistir es que la cifra final sea menor a 10,45 trillones de pies cúbicos. Nadie lo entendería.La licitación ha caído, se ha declarado desierta, y no por falta de proponentes. Seis empresas se presentaron a la licitación y según el Acta de Recepción de propuestas todas ellas cumplían con los documentos exigidos en el Documento Base de Contratación. Después ya no. Ayer se lanzó una segunda, los plazos aprietan, pero en cualquier caso, el “problema” no está resuelto, sino aplazado. En algún momento tendremos que saber cuánto gas queda en nuestras entrañas.