Sombras sobre una industrialización muy esperada

El proyecto terminó costando más de lo previsto: originalmente iba a invertirse 650 millones de dólares, después se dijo 850 millones, y terminó costando 953 millones de dólares. Según fuentes gubernamentales, la planta generará 233 millones de dólares de ingresos anuales por la...

El proyecto terminó costando más de lo previsto: originalmente iba a invertirse 650 millones de dólares, después se dijo 850 millones, y terminó costando 953 millones de dólares. Según fuentes gubernamentales, la planta generará 233 millones de dólares de ingresos anuales por la comercialización del agrofertilizante, tanto en el mercado interno y especialmente a través de la exportación. Con ello, se podría recuperar la inversión en menos de cinco años. Considerando que además la planta tiene asegurada la provisión de gas al menos hasta el año 2032, se espera lograr utilidades importantes hasta entonces. Sin embargo, también hay elementos que generan incertidumbre. En primer lugar, estas estimaciones oficiales no se han presentado acompañadas de un sustentado plan de negocios, que, más allá de las publicitadas intenciones y potencialidades, detalle contratos de compra-venta concretos, estudios de mercado en los países vecinos, y ni siquiera ha habido claridad sobre los costos del transporte, aspecto relacionado a la polémica localización de la planta.Expertos del sector, aunque de cuestionada tendencia política opositora, cuestionaron varias veces la falta de mercados de exportación asegurados, así como la localización de la planta en medio de Bolivia, cuando se supone que entre el 80 y 90% de su producción se destinará a la exportación. Más allá de la tendencia política de dichos críticos, es cierto que el gobierno no ha sabido justificar técnicamente y de manera categórica le decisión de la localización. Tampoco han demostrado mercados asegurados para la exportación. Es más, esta semana se conoció que YPFB solicitó al directorio de la red Ferroviaria Oriental S.A. (FOSA) la rebaja del 23% de la tarifa de transporte cotizada en 31,19 dólares por tonelada métrica, con el fin de beneficiar al proyecto de exportación de urea de Bulo Bulo a Brasil.Según una nota enviada el martes 24 de octubre por el Vicepresidente Nacional de Operaciones a.i. de YPFB, Gonzalo Saavedra, al directorio de la Ferroviaria, “a pesar de las reuniones no se ha podido llegar a un acuerdo con los representantes de FOSA para una mejora en la tarifa, habiendo retrasado las gestiones necesarias para dar inicio tanto al servicio de transporte como a los planes de exportación de la urea”.En efecto, el transporte es fundamental para la exportación (y para el aprovisionamiento del mercado interno). Precisamente por eso, nos preguntamos: ¿por qué no se hicieron estas gestiones antes? En cualquier negocio, los costos (operativos, laborales, de transporte, de reposición de capital, etc.) y los mercados (precios, ingresos) son definidos antes de realizar las inversiones justamente para evaluar la viabilidad económica. Lo que la comunicación de YPFB revela es una falta de estas previsiones básicas, y con ello, dando argumentos a las posiciones que critican la muy esperada, urgente y postergada industrialización de los recursos naturales. La falta de información y de transparencia sigue siendo algo que le resta puntos a la gestión del gobierno central. Emprendimientos que de otra manera debieran ser aplaudidos unánimemente por Bolivia quedan empañados por esto que se ha vuelto ya una mala costumbre. Se apoyan las iniciativas, pero hay que hacerlas bien.


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