¿La planta de tratamiento no era cosa de Cosaalt?
Por Tarija han pasado varios miles de millones de dólares entre todas sus instituciones, y ahora que los ingresos se han resfriado por el previsible y no previsto descenso del precio de los hidrocarburos, los tarijeños nos hemos dado cuenta que somos una de las pocas ciudades capitales de...
Por Tarija han pasado varios miles de millones de dólares entre todas sus instituciones, y ahora que los ingresos se han resfriado por el previsible y no previsto descenso del precio de los hidrocarburos, los tarijeños nos hemos dado cuenta que somos una de las pocas ciudades capitales de Bolivia que no ha logrado resolver sus problemas de aguas servidas con honrosa capacidad. Hasta en Yacuiba se ha instalado hace ya años un sistema decoroso y digno para sus vecinos.Repasando, la fórmula con la que se han construido las plantas en Santa Cruz, Cochabamba, La Paz, etcétera, responde a una inversión eminentemente municipal con apoyo de la Cooperación Internacional o en las menos veces, el apoyo estatal. Así se han construido no una sino varias plantas en cada capital.En Tarija han acabado quince años de recursos crecientes y sin embargo, el proyecto no se ha concretado. El ex alcalde Óscar Montes Barzón, que estuvo quince años en el cargo, no consideró prioridad abordar este problema esencial para la ciudadanía y siempre apuntó a la Cooperativa de Servicios de Agua y Alcantarillado (Cosaalt) como responsable de esa dinámica. La irresponsabilidad, o la cobardía política, llegó hasta el punto de dejar perder una donación de 12 millones de euro de la cooperación europea por negligencias, faltas de respuestas y sobre todo, indefinición del terreno a ocupar por el simple temor al conflicto vecinal. La planta estuvo en casi todos los discursos de campaña, pero nunca se puso verdaderamente en agenda.Hoy está en la agenda, pero la concreción se ve todavía lejos si es que las partes en cuestión se lo proponen. Es destacable el papel de mediador que quiere asumir la presidenta de la Asamblea, Sara Armella, pero todavía queda de constatar que tenga el liderazgo suficiente para hacerlo sin atender exclusivamente a los colores políticos u otras presiones.En 2016, apenas unas semanas antes del referéndum constitucional en el que Evo Morales buscaba la modificación de la carta magna para poder volver a ser candidato en 2019, el presidente ofreció financiar la planta de Tratamiento de Aguas Residuales. Desde entonces ha llovido demasiado.Es evidente que Gobernación y Municipio están apresurados por los tiempos electorales. Con el 2017 expirando, es necesario que en 2018 se resuelva una convocatoria y se empiece a trabajar. Con algo de suerte en 2020 se podrían ver los resultados. Para ello, la mejor fórmula es un contrato llave en mano en el que el diseño y la construcción corra a cargo de la adjudicataria, que ofrece un precio cerrado y no modificable bajo ningún concepto. Con la actual situación económica, no estaría de más una licitación concesionaria por la construcción, que dejara la gestión en manos de la empresa garantizando un servicio y cobrando por ello anualmente. Hay que hacer números.El Gobierno de Evo Morales, cada vez más alejado de Tarija, no tiene sin embargo ninguna prisa en hacer realidad la planta de tratamiento de Tarija. Le basta con poner la primera piedra antes de 2019. Hacer un inicio de obra. Por ello la fórmula que parece quieren imponer es la clásica licitación del estudio para la posterior licitación de la construcción. Una fórmula clásica pero expuesta a los innumerables problemas que tantas veces hemos presenciado, desde las declaraciones desiertas hasta los incontables contratos modificatorios, ampliaciones sine die y al final, obras en precarias condiciones entregadas sin nadie que se haga cargo. Ejemplos se cuentan por decenas, la fatídica vía a Potosí, por ejemplo o la temida Avenida Ecológica.La planta no había sido un asunto de Cosaalt, pero con esas perdimos los años de mejores ingresos. Es necesario que ahora se afronte el proceso con valentía, sin cálculos políticos y sin recelos. Es necesario que Tarija tenga una planta de tratamiento de aguas residuales.