Pentecostés, nacimiento de la Iglesia

El vino nuevo necesitaba odres nuevos.Los apóstoles necesitaban una luz y una fuerza que por entonces no poseían plenamente.La falta de fortaleza la habían mostrado todos los discípulos en el prendimiento de Jesús y Pedro especialmente en su triple negación. Para trocar esos hombres rudos...

El vino nuevo necesitaba odres nuevos.Los apóstoles necesitaban una luz y una fuerza que por entonces no poseían plenamente.La falta de fortaleza la habían mostrado todos los discípulos en el prendimiento de Jesús y Pedro especialmente en su triple negación. Para trocar esos hombres rudos en apóstoles inteligentes e intrépidos, Jesús les enviará su Espíritu.En el sermón de la cena prometió Jesús que les enviaría el Espíritu Santo. (jn.14-26). (jn.15-26,27). Promesa que reiteró el día de la ascensión (lc.24-49).Para este acontecimiento era apropiado el día de Pentecostés, en él se recordaba la promulgación de la ley en el Sinaí, además se ofrecían al Señor las primicias de las mieses. Por estos dos conceptos quiso Jesús que la inauguración, por así decir oficial de la Iglesia se realizase el día de Pentecostés.El modo como se realizó el gran portento lo vemos en el libro de los Hechos (2-4).“Cuándo llegó el día de Pentecostés estaban todos reunidos en un mismo lugar, de repente vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento que llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego las que separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos y quedaron llenos del Espíritu Santo”. Esta venida del Espíritu Santo ha sido como un bautismo de fuego, como una cascada que transformaría todo su ser. Después Pedro sale al encuentro de la multitud y les habla de Jesús y su mensaje de salvación y tres mil hombres se convierten, se bautizan y forman el primer núcleo de la Iglesia universal.La venida del Espíritu Santo, fue cincuenta días después de pascua.En el sacramento de la confirmación recibimos los siete dones del Espíritu Santo que son: Sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.Debemos invocar al Divino Espíritu para que derrame sobre nosotros sus dones y así nuestra vida, nuestro actuar y obrar estarán en armonía con la voluntad de Dios.Nuestra fe debe estar acorde con nuestra vida, vivir de acuerdo con lo que creemos y en el día de Pentecostés digámosle al Espíritu Santo:Ven Espíritu Divino Riega la tierra en sequía Sana el corazón enfermo Infunde calor de vida en mi hieloGuía al que tuerce el senderoReparte tus siete dones Según la fe de tus siervos.


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