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La crisis estructural

Las personas que tienen una edad mayor a esos sesenta años recuerdan  aún cuando los billetes decían “pagará al portador tantos pesos oro”, porque hasta entonces, hasta julio de 1944 cuando se puso en marcha un Nuevo Orden Económico Internacional con el propósito de darle estabilidad a...

Las personas que tienen una edad mayor a esos sesenta años recuerdan  aún cuando los billetes decían “pagará al portador tantos pesos oro”, porque hasta entonces, hasta julio de 1944 cuando se puso en marcha un Nuevo Orden Económico Internacional con el propósito de darle estabilidad a las transacciones comerciales a través de un sistema monetario internacional, con un tipo de cambio “sólido y estable fundado” en el dominio del dólar. En ese momento “se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional y el uso del dólar como moneda internacional”Porque era evidente que el dólar estadounidense dominaba la economía mundial y por eso para las transacciones comerciales entre naciones se adoptó un patrón oro-divisas, en el que EE.UU. debía mantener el precio del oro en 35,00 dólares por onza y se le concedió la facultad de cambiar dólares por oro a ese precio sin restricciones ni limitaciones. En julio del año pasado la onza de oro llegó a la astronómica cotización de 1.800 dólares americanos y la alarma cundió en todo el mundo especialmente en países en los cuales sus reservas internacionales están mayormente en dólares estadounidenses, como es el caso de Bolivia. La crisis no ha pasado y, al contrario, se agudiza. El sistema comenzó a tambalearse durante la Guerra de Vietnam, cuando Estados Unidos enviaba al exterior miles de millones de dólares para financiar la guerra. Además, en 1971 el país tuvo un déficit comercial por primera vez en el siglo XX. Los países europeos comenzaron a cambiar los dólares sobrevalorados por marcos alemanes y por oro. El sistema económico mundial, construido por los Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial para su entero beneficio, entró en crisis en la década de los 70, por el gran aumento de los precios del petróleo. Se produjo, entonces, el fenómeno inédito de la estanflación, la aparición de los llamados petrodólares y la preeminencia, a partir de entonces del capital financiero y especulativo sobre el capital industrial.Esta tendencia se mantuvo muchos años en Estados Unidos, donde creyeron que para conservar su “poder global” le bastaba y sobraba el control de los monopolios sobre los flujos financieros mundiales, el acceso a los recursos naturales del planeta, y el monopolio de las armas de destrucción masiva.Por eso, como dice Marcelo Gullo: “la crisis que atraviesan hoy los Estados Unidos -más allá de cualquier recuperación posible de la economía norteamericana- es, más que una crisis económica, es una crisis estructural del poder norteamericano”. Una oportunidad por demás atractiva para que la Nación Latinoamericana, la Patria Grande, alcance su umbral de poder suficiente para consolidar su insubordinación fundante, nuevamente apelando a las tesis de Gullo.Esto, por supuesto, no se puede programar “oficialmente” en cumbre como la de Cartagena. Pero nos queda la esperanza de que algunos “encumbrados” por lo menos lo estén pensando.

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