¿Qué está pasando aquí?

Eso mismo se preguntaba Ulrich Beck al presentar su libro sobre el “Poder y contrapoder en la era global” para intentar luego responder  con lo que él llama “nueva economía política mundial”.Puede uno estar de acuerdo o no con lo que propone Ulrich Beck, pero lo que no puede es negar los acontecimientos, porque nos apabullan todos los días. Por eso, existe la alternativa de buscar respuestas propias, “pensar desde la periferia para salir de la periferia”, que es lo que nos plantea Marcelo Gullo en su “breve historia de la construcción del poder de las naciones”, presentada con el título del libro “La insubordinación fundante”.Allí, Gullo sostiene, refiriéndose a nuestra América, a la América Latina, que “está en nuestro ánimo la absoluta conciencia del momento trascendental que vivimos”. No cabe duda –dice luego- de que gran parte del futuro de los países de América del Sur depende de los hechos que sean capaces de realizar hoy.Hay que “pensar” las relaciones internacionales desde la periferia sudamericana y eso, siempre según Gullo, con quien estamos plenamente de acuerdo, implica generar ideas, conceptos, hipótesis y hasta un vocabulario propio. Un vocabulario propio que sea capaz de dar cuenta de nuestra propia realidad y de nuestros propios problemas específicos, ligados a nuestra particular inserción en el sistema internacional. Uno de esos momentos trascendentales, ya no planteado por los analistas de la realidad, sino vivido directamente por los mandatarios de este hemisferio se presentará dentro de una semana, en Cartagena, en la Cumbre de las Américas, de la cual estará ausente no solo Cuba, por exclusión dispuesta por Washington, sino también Ecuador, por decisión propia, por solidaridad con Cuba.Estaremos pendientes de todos los que se reúnan en Cartagena  a partir del próximo viernes. Por supuesto, estaremos especialmente pendientes de Evo Morales, que asistirá.Colombia tiene que estar, es el anfitrión y sería el colmo que no esté. Pero colombiana es la actual secretaria general de la ya consolidada Unión de Naciones Sudamericanas, Unasur, la ex canciller María Ema Mejía, quien anunció, como quien no quiere la cosa, que esos días en Cartagena “se pueden aprovechar”  para una reunión cumbre de Unasur. Una situación como para tentarse y decirle a Barak Obama, quien ya ha anunciado que el viernes estará en Cartagena: “Señor. En esta reunión sobra usted. No ha sido invitado”.¿Serán capaces de hacer eso? ¿Seremos capaces?