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Proyecciones

A los demás nos cuesta un poco más, pero no es imposible, ni siquiera difícil. A alguien se le ocurrió decir que en Bolivia no se controlaba el lavado de dinero y se armó un escandalete. Es un “típico” caso de proyección, decimos nosotros, o sea, para utilizar nuestro lenguaje, se...

A los demás nos cuesta un poco más, pero no es imposible, ni siquiera difícil. A alguien se le ocurrió decir que en Bolivia no se controlaba el lavado de dinero y se armó un escandalete. Es un “típico” caso de proyección, decimos nosotros, o sea, para utilizar nuestro lenguaje, se trata del burro diciéndole al cerdo “orejón”.Así es el asunto: Bolivia fue incluida en una lista de siete países cuestionados por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), por no haber realizado los progresos suficientes en sus planes de acción acordados para la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo producto del narcotráfico. ¿Pero qué es el GAFI?  Es la sigla del Grupo de acción financiera en contra del lavado de dinero. Es una institución intergubernamental creada en el año 1989 por el G7, o Grupo de los Siete, que es el grupo de países donde precisamente se concentra no solo el lavado de dinero del tráfico ilegal de drogas y de otras actividades ilícitas, sino también del que proviene de los paraísos fiscales, donde se recicla gran parte de ese “dinero sucio”, que inexorablemente terminará en poder del sector financiero internacional, que es el que tiene actualmente al mundo quebrado y que se empeña en buscar culpas en otros, es decir se empeña en llamar a cualquier otro “orejón”.A veces le resulta y no faltan los ingenuos que terminarán pidiéndole excusas al GAFI por lo que precisamente el GAFI hace en mayor escala y con completa desfachatez.Eso sucedió la semana pasada y,  por lo que nos enteramos, el gobierno boliviano “ratificó su decisión de luchar, a través del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, contra el lavado de dinero (blanqueo) y el financiamiento del terrorismo porque existen al menos dos normas legales incorporadas al Código Penal, y varios decretos supremos que condenan esos delitos”. Nos consta que luchar contra el enriquecimiento ilícito es, precisamente y no por casualidad, una larga y meritoria guerra sostenida por heroicos luchadores en nuestro país, y no una efímera batalla, como suelen ser esas declaraciones de organismos internacionales, que predican pero no practican. Es decir, proyectan.Los expertos en este tema (que los hay, los hay) apelando a Martin Heidegger sostienen que “el mundo interno tiende a teñir el externo con su propia configuración. Un ejemplo de la vida cotidiana podría ser lo que se denomina «deformación profesional». El comerciante por antonomasia ve su mundo como cosas que pueden comprarse o venderse. El economista vive proyectando los esquemas de visión de su ciencia, y así todo es «bienes», «intercambio», «producción», «consumo», «costo», «beneficio». Algo análogo sucede con el sistema financiero internacional, del cual hace parte el GAFI, que se empeña en tratar de encontrar pajas en ojos ajenos, proyectando su propia culpa (que debería tenerla, visto como está quebrando a un país tras otro).Pregúntenle por ejemplo a Grecia (a la sociedad griega, no al gobierno griego) qué opina sobre esto.

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