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A propósito de paraísos

Pero debió ser por haber leído algo sobre Ambrose Bierce (que precisamente publicamos aquí) o por la mala digestión de la tradicional y opípara picana, que terminamos soñando con paraísos, pero con paraísos fiscales, con lo cual el sueño se convirtió en franca pesadilla. Quizás tuvo...

Pero debió ser por haber leído algo sobre Ambrose Bierce (que precisamente publicamos aquí) o por la mala digestión de la tradicional y opípara picana, que terminamos soñando con paraísos, pero con paraísos fiscales, con lo cual el sueño se convirtió en franca pesadilla. Quizás tuvo que ver algo en esa transición de sueño a pesadilla el que los paraísos fiscales hayan sido aludidos en una magnífica nota, publicada también aquí, sobre el Pachamamismo actual, que no tiene nada que ver con el Pachamamismo original.Pero dejemos claro, primero, que paraíso en la versión bíblica es el vergel donde Dios coloca a Adán tras crearlo (Génesis 2). Sin embargo, en el Nuevo Testamento se llama así al «tercer cielo» al que San Pablo es conducido en éxtasis (II Corintios 12:4) y a la morada eterna donde vivirán los justos (Lucas 23:43: Jesucristo dice al buen ladrón «verdaderamente te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso»).Es también bíblico aquello de la expulsión por Jesucristo de los mercaderes que habían invadido el templo. Claro que ahora han invadido todas las calles, han invadido todos los espacios, principalmente el de la teoría económica y se trenzan entre ellos en brutales peleas a pocos metros del templo mayor (léase catedral) y en plena fiesta patronal ¿San Nicolás, el de los regalos, es el patrono de los comerciantes, verdad?Bueno, en todo caso, soñamos con los mercaderes expulsando a Jesucristo del templo, porque perjudicaba sus negocios. Insistimos en que felizmente era “sólo” una pesadilla navideña, aunque muchos de sus componentes hayan sido noticias reales, como la pelea entre mercaderes.Y así llegamos al “paraíso” bizarro (en el sentido del anglicismo, o sea, algo raro, extravagante, insólito). ¡Al Paraíso Fiscal! Es decir, al lugar donde los inversionistas gozan de políticas de exoneración fiscal y secreto bancario para atraerlos. Un rasgo identificatorio de un paraíso fiscal es la existencia de estrictas leyes de secreto bancario y de protección de datos personales. Un sueño para los inversionistas, pero sigue siendo una pesadilla para nosotros.Así, medio en español y medio en inglés (por aquello del “offshore” que designa la actividad de empresas que trasladan sus actividades a otro país, donde tendrán menores costos en mano de obra, menor presión en leyes laborales, menor cantidad de normativas gubernamentales, reducción de otro tipo de costos, u otros beneficios desde el punto de vista del lucro económico para la empresa). Mejor dicho: un paraíso fiscal.Para redondear la pesadilla sólo faltaba el FMI cuyos cálculos sobre los activos extraterritoriales de las instituciones bancarias pasaban los 5 billones (billones, insistimos, no millones) de dólares. Ahí, despertamos aterrorizados y sudando.¡Felizmente no era sino una pesadilla!Al menos por ahora

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