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Desastres nada naturales

pues es el hombre, movido por sus particulares intereses es quien los provoca, con efectos cada vez más catastróficos.Esto, que es ya notorio y notable en lo que se refiere a inundaciones, sequias, incendios y otros desastres, resulta especialmente calamitoso cuando se trata de derrames de...

pues es el hombre, movido por sus particulares intereses es quien los provoca, con efectos cada vez más catastróficos.Esto, que es ya notorio y notable en lo que se refiere a inundaciones, sequias, incendios y otros desastres, resulta especialmente calamitoso cuando se trata de derrames de petróleo, algo en lo que la naturaleza participa solamente como víctima.Hace apenas un año lamentábamos (algunos, porque a muchos los tiene sin cuidado) la destrucción probablemente irreversible del Golfo de México, donde una plataforma de perforación submarina de la British Petróleum, por comprobada negligencia, lanzó al mar miles y miles de barriles de petróleo, acabando con flora y fauna y alterando también negativamente muchas actividades humanas.Ahora es Nigeria la que sufre algo similar. La información no está aún muy precisa. Unas noticias se refieren a 14.000 barriles de petróleo derramado por una empresa subsidiaria de la transnacional Royal Dutch Shell, pero otras aseguran que son 14.000 toneladas, o sea mucho más. Por ahora, porque esos desastres no tiene de inmediato datos veraces ni completos.No es la primera vez, además, ya esa misma compañía había derramado ingentes cantidades de petróleo sobre el delta del rio Niger en los años 2007 y 2008, pero todo parece indicar que esta vez el daño será todavía mayor.Y sin embargo, es la transnacional la que se queja, porque uno de sus voceros  indicó que Shell ya no puede confiar en obtener enormes ganancias de Nigeria, un país de 150 millones de habitantes donde casi todas las operaciones gubernamentales están financiadas con el dinero que se obtiene del petróleo.No nos confiemos en que eso está al otro lado del planeta. Puede pasar también aquí, en nuestras narices. De hecho, ya han sucedido casos como el descontrol del pozo 7 en el campo Piraimiri, cerca de Monteagudo y que para quienes entonces éramos novatos en el tema tenía un cierto toque de “aventura”, con la participación de personajes pintorescos como Red Adair.La realidad no tiene nada de pintoresco ni de gracioso. Es rotundamente desastrosa. Aquí cerca, la Argentina lo sufrió cuando el derrame de petróleo más grande de la historia en agua dulce fue causado por un buque tanque de Shell, en Magdalena en la provincia de Buenos Aires, el 15 de enero de 1999, contaminando no sólo el agua, sino la flora y la fauna. Los ecosistemas se vieron seriamente afectados y pobladores de la zona indican que también hubo contaminación de napas subterráneas.Y que el gas no se derrame no tranquiliza, porque su peligro potencial es equivalente y hasta las “políticas” para explotarlo y conducirlo a su destino final pueden ser peligrosas. Aquí mismo tenemos el caso del frustrado gasoducto Villa Montes Tarija, porque alguien resolvió que ese gas era “mejor exportarlo”.

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