Fiesta en rojo y blanco

quien escribió y publicó en estos días un artículo titulado: “Navidad en rojo y blanco, los colores de la Coca Cola”.Ese artículo, en realidad, se orienta principalmente a los colores de la inconfundible vestimenta de “un señor obeso, de larga barba blanca y vestido de rojo y blanco:...

quien escribió y publicó en estos días un artículo titulado: “Navidad en rojo y blanco, los colores de la Coca Cola”.Ese artículo, en realidad, se orienta principalmente a los colores de la inconfundible vestimenta de “un señor obeso, de larga barba blanca y vestido de rojo y blanco: Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás, o simplemente Santa, que son algunos de los nombres con los que se conoce al personaje de marras y que es, sin duda, lo más emblemático de esta temporada.Ese personaje simbólico se ha masificado y se ha “globalizado” en el sentido más amplio del término, para reemplazar, casi sin opción reivindicatoria, a aquel otro personaje, judío, predicador notable y que - según nos recuerda Colussi - “fue ascendido tres siglos después de su muerte a categoría divina, en un importante acuerdo político tomado en el Imperio Romano durante el Concilio de Nicea, en el año 325”El nacimiento del ahora emblemático viejito gordo, barbón y más popular en estos días que cualquier otro personaje real o ficticio, es muy posterior, y según la misma fuente se emparenta con la figura de un obispo cristiano que viviera en el siglo IV en lo que hoy es Turquía, en la zona de Licia más específicamente. Nicolás era su nombre (Nicolás de Mira, por haber sido esa ciudad donde ejerció como obispo), personaje sumamente venerado durante el Medioevo europeo, a tal punto que hoy día es el santo patrono de Grecia, Turquía y Rusia.La tradición pone a Nicolás como dispensador de regalos y por esa particularidad fue que los comerciantes (esos mismos que alguna vez habían sido expulsados de un templo) lo convirtieron en su “patrono”, pues la que fuera fiesta religiosa esta ahora francamente convertida en fiesta de consumo. El regalo ha conseguido ser sacralizado y sustituye a todos los anteriores símbolos, que eran  más bien espirituales y tenían que ver con el nacimiento de un niño que vino a salvar a la humanidad.¡Qué éxito de mercadeo!Podríamos quedarnos en este punto, pero sentimos que le hace falta algo que sitúe esta fiesta globalizada en el ambiente local y fue la intendencia municipal de Tarija la que nos dio el detalle que buscábamos, al anunciar públicamente que desplegó a sus uniformados “para dar seguridad a la población a la hora de adquirir productos en época navideña. La carne de cerdo y las bebidas alcohólicas son los productos más peligrosos para la intendencia municipal en época de fin de año por lo que los operativos se intensifican para garantizar la salud de los consumidores”. Faltaría, quizás, agregar la pólvora, utilizada en estos días intensamente “para festejar” y tendríamos el ambiente navideño completo: El señor gordo vestido de blanco y rojo, los petardos, la abundancia de licores y, por supuesto, lo infaltable: los regalos.Lo único que nos hace falta es decir: ¡Feliz Navidad!

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