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Reflexiones antes de opinar

Con las más recientes declaraciones del canciller de Chile, Alfredo Moreno, por ejemplo, sucede eso. Son respuesta a una declaración del presidente de Bolivia sobre la presentación de la cuestión marítima (es una cuestión pendiente) ante la Corte Internacional de Justicia, en la Haya. Algo...

Con las más recientes declaraciones del canciller de Chile, Alfredo Moreno, por ejemplo, sucede eso. Son respuesta a una declaración del presidente de Bolivia sobre la presentación de la cuestión marítima (es una cuestión pendiente) ante la Corte Internacional de Justicia, en la Haya. Algo que si llegara a concretarse probablemente sería en febrero o marzo del próximo año.Con una celeridad digna de mejor causa, el canciller chileno replicó de inmediato que esa declaración de Evo Morales “tendrá consecuencias en el diálogo bilateral por la aspiración marítima de La Paz” Y dijo más, dijo que en esta ya vieja polémica entre los dos países, si se produce lo anunciado, Bolivia será “el que va a sufrir las consecuencias”.Ahora veamos las cosas con calma. Calma que por cierto le está haciendo mucha falta al gobierno de Piñera, que tiene serios problemas de aceptación popular. Lo dicen todas las encuestas y aunque no son infalibles algo de credibilidad tendrán ya que todavía existen.Así las cosas, estuvimos a punto de enfrascarnos en un nuevo análisis de políticas internacionales, tratados, convenios y todo ese “mare magnum” que con solo imaginarlo da escalofríos.Entonces optamos por una ruta distinta. En Chile, la democracia está flaqueando y las marchas y manifestaciones masivas son suficiente prueba de que Santiago Piñera necesita crear respaldo a su gobierno a cualquier costo. Incluido el de la manipulación, que por cierto es un recurso manido.Apelando a un lingüista, porque ya habíamos descartado a los expertos en relaciones internacionales, encontramos que la manipulación es muy frecuente en las sociedades, democráticas o no, en el plano profesional, familiar o político, porque desde que existe mentira, omisión o deformación voluntaria de la verdad, se está en presencia de tentativas de manipulación. Lo dice Noam Chomsky y tiene mucha autoridad para decirlo.Por esa vía nos encontramos con el efecto Bandwagon, también conocido como el efecto de arrastre, “efecto de la moda” o de “subirse al carro” que está muy relacionado al oportunismo, y es la observación de que a menudo las personas hacen y creen ciertas cosas fundándose en el hecho de que muchas otras personas hacen y creen en esas mismas cosas.Muchos lo han usado y les ha funcionado. Uno de los ejemplos más recientes es la archiconocida manipulación de unas “armas de destrucción masiva” que nunca existieron, para elevar el apoyo a un presidente y mantener la falacia a costa de una guerra que parece interminableEn conclusión, la desmesurada salida del canciller chileno, más que en al apenas probable viaje de Evo a La Haya el próximo año y más que con la también probable presentación de una demanda, tiene que ver con Piñera y su poco respaldo.Y en casa ¿cómo andamos? Con otro posible (e impopular) gasolinazo en puertas y una cuestionada subvención a las empresas petroleras, “para  exploración”, no podemos decir que estemos mejor.

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