Pendientes de la corrupción

Se había asociado tanto la función gubernamental, que debería ser el más noble servicio, con alguna forma de corrupción, que esto ya se percibía como algo “natural”. Era, reiteramos, aberrante.Y no podemos decir que esa aberración haya desaparecido del todo, porque no hace mucho se escuchaban aún desatinadas voces alegando que la tan esforzadamente aprobada Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz “perjudicaba” la administración pública, porque los funcionarios la temían y no cumplían su oficio (por el que se les paga muy bien, por cierto) “intimidados” por esa ley que felizmente ya se está aplicando en Bolivia, aunque no todavía con el rigor que quisiéramos quienes no tenemos por qué temerla. Será poco a poco. Pero ya hay casos emblemáticos, como el de un ex rector de la Universidad del Beni, acusado por delitos de corrupción y sentenciado a 5 años y 5 meses de cárcel por el Tribunal Primero de Sentencia de Trinidad, en juicio oral en rebeldía, según informó la ministra de Transparencia Institucional y Lucha Contra la Corrupción, Nardi Suxo. Parece que el ex rector fue acusado por los delitos de uso indebido de influencias e incumplimiento de deberes, y la sentencia llegó después de más de dos años de juicio”. Por chicanas, imaginamos.Y decíamos que es un caso emblemático, porque si bien la corrupción es siempre mala, hay áreas en las cuales es particularmente dañina para la sociedad y esas son, sin duda, la salud y la educación, que nunca debería ser ni siquiera imaginadas como “negocio”, pero en la práctica está sucedie3ndo eso, aunque con fuerte resistencia social, especialmente en países como Chile y Colombia, donde ya se han producido masivas manifestaciones contra esa peregrina intención gubernamental de convertir la educación superior en negocio.La lucha está todavía pendiente y esperamos que el derecho universal a la educación y la obligación ineludible del Estado para atenderlo se impongan finalmente.Así, cuando el control social sobre los gobiernos se imponga, serán cosas del pasado todas esas formas de corrupción ligadas la política: o sea el uso ilegítimo de información privilegiada, el tráfico de influencias, el clientelismo, sobornos, extorsiones, influencias, fraudes, malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo y un largo etcétera. Y a propósito y aunque la institución esté últimamente muy venida a menos, la Asamblea de las Naciones Unidas designó el 9 de diciembre como Día Internacional contra la Corrupción, para crear conciencia de la corrupción y el papel de la Convención para combatirla y prevenirla. Estaremos pendientes de la fecha