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La democracia desde los márgenes

María Teresa Zegada, Gabriela Canedo, Claudia Arce y Albert Quispe proponen una lectura densa y multidimensional de ese acontecimiento político, que aspira a integrar un enfoque centrado en los actores con el estudio de las reformas institucionales impulsadas por los gobiernos de Evo Morales;...

María Teresa Zegada, Gabriela Canedo, Claudia Arce y Albert Quispe proponen una lectura densa y multidimensional de ese acontecimiento político, que aspira a integrar un enfoque centrado en los actores con el estudio de las reformas institucionales impulsadas por los gobiernos de Evo Morales; de hecho, las instituciones políticas son percibidas como una suerte de “cristalización” de las relaciones de fuerza en el campo político. La investigación se apoya en la noción de “campo político” (esbozada por el sociólogo francés Pierre Bourdieu),  que permite analizar la política como un “campo de fuerzas”, es decir como un espacio de confrontación entre diversos actores por el control del poder político, multifacético por definición. El discurso, la movilización, las elecciones, la fuerza de las leyes, la violencia, el carisma de los líderes, las estrategias de comunicación, son recursos tácticos empleados por los actores para ocupar el centro del campo político y empujar a los adversarios a los márgenes. El campo político está atravesado por luchas simbólicas cuyo objeto es mantener o transformar un “régimen de verdad” o si se prefiere   (un sistema dominante de clasificaciones y usos políticos). El “proceso de cambio” ha implicado una modificación sustantiva de las posiciones en campo político boliviano: el MAS ha ocupado el centro del poder mientras que las fuerzas de oposición, dominantes durante el ciclo estatal neoliberal (1985-2000), han sido desplazadas hacia los márgenes. Este acontecimiento involucra ciertamente la ocupación del Estado, pero los autores advierten que el nuevo esquema de gobernabilidad supone otros ámbitos: primero, una alianza o articulación entre éste y los actores sociales estratégicos del campo político (las organizaciones campesinas e indígenas) y, segundo, un discurso político-ideológico que desestabiliza el “régimen de verdad” y permite cohesionar un fuerte movimiento político.   La meteórica trayectoria política del MAS, desde los márgenes hacia el centro, ha permitido la deconstrucción/reconstrucción de los significados de la democracia. Antes que definir la democracia de una manera sustantiva, los autores optan por analizarla como un “proceso en construcción” que se ha objetivado en nuevas instituciones políticas. La crítica al monopolio de la representación política, fundamento del esquema político neoliberal, ha abierto las posibilidades de enriquecer el régimen representativo con mecanismos de la democracia participativa, directa y comunitaria; sin embargo, las posibilidades de provocar sinergias entre diferentes culturas democráticas dependerán de la manera de interpretar la Ley desde posiciones de fuerza.  Los momentos más intensos del libro se encuentran a mi juicio en las páginas consagradas a los diversos conflictos que caracterizaron el ciclo político iniciado con las elecciones del año 2005: el proceso constituyente, las luchas autonómicas, el referendo revocatorio. El hallazgo más importante del libro es su mirada sobre los conflictos sociales; lejos de ser patologías de la democracia, los conflictos constituyen sujetos políticos, modifican las fronteras del campo político, consolidan o debilitan alianzas, polarizan e inciden decisivamente en la relación de fuerzas. Por tanto, si prescindimos del análisis del conflicto, la política deviene sencillamente ininteligible.Sociólogo. Investigador y Docente de la UMSS

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