¿Guerra a los analgésicos?

¿Será que el gobierno estadounidense lanzará ahora una enérgica “guerra” contra estas drogas? Imposible.Porque en la llamada “guerra contra las drogas”, de la cual tanto se ocupan los medios de comunicación, lo que menos importa es la cantidad de muertes o de daños a la salud...

¿Será que el gobierno estadounidense lanzará ahora una enérgica “guerra” contra estas drogas? Imposible.Porque en la llamada “guerra contra las drogas”, de la cual tanto se ocupan los medios de comunicación, lo que menos importa es la cantidad de muertes o de daños a la salud humana. Definitivamente, esa “guerra” es una herramienta geopolítica de Washington y como en todas ellas la salud humana, sea de ciudadanos estadounidenses o de humanos de cualquier lugar del planeta, es lo que menos importa. Mejor dicho: eso no importa nada.En realidad a quienes esos daños los tienen sin cuidado es a la secretaría de defensa, al pentágono, a la Casa Blanca, a la DEA y a todos los organismos que en cualquier forma tienen que ver con la hiperpolitizada guerra contra las drogas.Los que se preocupan y se ocupan de los analgésicos “legales” y de las muertes que causas son otros organismos, huérfanos de poder real y  casi desapercibidos, que son los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y a los cuales podríamos jurar que pocas, poquísimas personas han oído mentar.Y el informe de las CDC tiene precisiones que dan escalofríos: Una de cada 20 personas de 12 años o más en ese país -unos 12 millones- utilizó estos fármacos de forma no médica, es decir, sin una receta o sólo por el efecto de “estar colocado” que causan, y cada año mueren 15.000 personas a causa de una sobredosis con ellos, dice el estudio.Comparativamente, por sobredosis de heroína y cocaína mueren 4.000 personas anualmente en Estados Unidos. Es decir, el consumo de analgésicos es un problema que ya alcanzó niveles epidémicos en ese país.Y continúa el informe señalando que esas sustancias (los analgésicos) pueden producir dependencia y su abuso conduce a dosis cada vez más grandes para lograr el efecto de euforia y reducir el síndrome de abstinencia. Estas dosis cada vez más grandes pueden causar disminución de la respiración, pérdida de conocimiento y muerte por sobredosis.Y hay más: explica Tom Skinner portavoz de los CDC en la nota que comentamos, que aunque hay ciertos grupos de población que muestran mayor probabilidad de abusar o tener una sobredosis de analgésicos, en realidad el problema está ocurriendo en un amplio espectro de la sociedad gringa. “Afecta tanto a individuos blancos de clase media y alta como a individuos que viven debajo de la línea de pobreza”.Todo esto “simplemente” en un informe periodístico. Si se profundizara con seguridad se encontraría información complementaria decididamente espeluznante.Pero dudamos que alguien profundice en eso, porque, reiteramos, no tiene interés geopolítico y contra el monumental poder de la medicina “legal”, así como contra el del Pentágono ya se vio que el presidente Obama no quiere o no puede medírsele.¿Es o no es verdad?

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