De “ismos” y de “istas”

pero tampoco sería raro que “los indigenistas” encuentren en esa alusión otro motivo para sus vocingleras protestas.Antes de enredarnos con las palabras, dejemos claro que el término indígena se aplica a toda población originaria del territorio que habita, es decir, población oriunda, a...

pero tampoco sería raro que “los indigenistas” encuentren en esa alusión otro motivo para sus vocingleras protestas.Antes de enredarnos con las palabras, dejemos claro que el término indígena se aplica a toda población originaria del territorio que habita, es decir, población oriunda, a la que se suele llamar “nativa” o también “originaria”. Y en esa identificación están no solo poblaciones de América, sino pueblos europeos como los lapones o australianos originarios, es decir anteriores a la colonización británica.Pero el “indigenismo” es otra cosa. Es una corriente antropológica, cultural y últimamente en forma especial política, dedicada a asuntos indígenas. Por supuesto, no hace falta ser indígena para proclamarse indigenista y de hecho quienes practican el más “duro” indigenismo, no son nativos sino “vicarios”.Vicario no es sino “la persona que ejerce las funciones de otra, en todo o en parte, por delegación y nunca con carácter propio.Ya en los años 70 el etnólogo y antropólogo mexicano Guillermo Bonfil cuestionó aquella antropología cuyo único campo de estudio es la comunidad indígena o la etnia o en el mejor de los casos una región, sin articular el análisis estructural de la sociedad global, dado que la explotación directa de los indígenas fue esencial para la economía colonial y las metrópolis y luego pasó a ser ejercida mediante vicarios del sistema capitalista internacional.Este, por cierto, no es un fenómeno aislado ni exclusivo del indigenismo, porque más de una vez hemos escuchado hablar (o hemos conocido) a individuos “más papistas que el Papa” y recordamos a propósito (aunque no tenemos certeza dónde lo leímos) una anécdota referida a Carlos Marx y Federico Engels, quienes, al margen de su sesuda actividad intelectual, tenían una amena comunicación epistolar. Es decir, se escribían cartas.En una de esas cartas, Engels, que estaba en París, le comentó a Marx (que estaba en Londres) que en la capital francesa unos universitarios se habían organizado y habían resuelto autodenominarse “marxistas”.“Felizmente yo no soy uno de ellos”, fue la respuesta de Carlos Marx y la anécdota, aunque no recordemos la fuente, viene a cuento a propósito de quienes pretenden ser más papistas que el Papa y más indigenistas que cualquier nativo originario. Se puede comprobar con facilidad esta “moda” prestándole atención a las también de moda “redes sociales” que proliferan especialmente en internet, o a los canales de televisión autodenominados “científicos” o “educativos”, como Discovery, History, National Geographic y otros que son bastante amenos, a pesar de su proclividad por los temas “de moda” y actualmente indigenismo y ecología lo son. Como en muchos otros casos, en estos la mayoría se empecina con unos cuantos árboles, cuando lo realmente inteligente es ver el bosque completo.

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