Gringos indignados

Los que manejan estadísticas dicen que en Nueva York esos jóvenes no sólo protestan en favor de una causa sino que lo hacen en interés propio. Al igual que muchos jóvenes de los años 60 y 70 temían convertirse en carne de cañón en Viet Nam, hoy muchos tienen miedo de su futuro. Las...

Los que manejan estadísticas dicen que en Nueva York esos jóvenes no sólo protestan en favor de una causa sino que lo hacen en interés propio. Al igual que muchos jóvenes de los años 60 y 70 temían convertirse en carne de cañón en Viet Nam, hoy muchos tienen miedo de su futuro. Las cifras son contundentes. Tres años después de que Wall Street hiciera estrellarse a la economía, el desempleo juvenil se encuentra en 18%, el doble de la media nacional, mientras que el empleo juvenil está en su punto más bajo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. No es solo el desempleo neto, sino también la mala calidad del empleo “disponible” en su país lo que indigna a esos jóvenes gringos. Es una crisis estructural y uno de los estudiosos que con mayor lucidez la analizó últimamente fue el politólogo Marcelo Gullo, quien es, además, uno de los intelectuales pioneros en la gestación de la integración sudamericana.Decía Gullo que con la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca, se selló la alianza de la elite político-militar norteamericana no ya, con la vieja burguesía industrial norteamericana, sino con la burguesía financiera internacional, los Estados Unidos adoptaron como doctrina de Estado, el neoliberalismo. Para salir de la crisis económica, la elite política, intelectual y  militar norteamericana (que de Busch a Obama no ha cambiado sustancialmente) cree que los Estados Unidos deben fomentar una nueva división del trabajo a nivel internacional donde los Estados Unidos se reservarían para sí mismos, la producción de la alta tecnología y el control de cuatro grandes monopolios: 1.) Los monopolios que operan en el campo del control de los flujos financieros de envergadura mundial. 2.) Los monopolios que operan en el acceso a los recursos naturales del planeta 3.) Los monopolios que operan en el campo de las comunicaciones y de los medios de comunicación. 4.) Los monopolios que operan en el campo de las armas de destrucción masiva. Gullo concluye que con el control de estos monopolios, la elite norteamericana pensaba que los Estados Unidos podrían anular los logros de la industrialización de la periferia, devaluando el trabajo productivo incorporado a esas producciones al mismo tiempo que sobrevaluaban el pretendido valor añadido incorporado a las actividades llevadas a cabo por los nuevos monopolios. Centenares de jóvenes gringos indignados, parqueados en Wall Street, y seguramente miles de otros que no se animan a manifestar su indignación, son el inocultable testimonio de que las recetas financieras gringas fallaron. El diagnostico para el futuro inmediato es “reservado”, para llamarlo de alguna manera.

Más del autor