Gobernabilidad y aguas residuales

por el cual recibirá del gobierno de Holanda un poco más de doce millones de dólares, en calidad de donación, con los cuales cubrirá casi la mitad de su costo.La “planta” que aún no es planta, tiene también una ya larga historia de incumplimientos, dificultades de gestión y otros...

por el cual recibirá del gobierno de Holanda un poco más de doce millones de dólares, en calidad de donación, con los cuales cubrirá casi la mitad de su costo.La “planta” que aún no es planta, tiene también una ya larga historia de incumplimientos, dificultades de gestión y otros problemas que podrían convertirla (aunque no llegue nunca a ser propiamente una “planta”, en una lección de mala gobernabilidad, de mala gobernanza y de mala gestión administrativa.Lo último que supimos sobre ese peculiar proyecto (que habrá que revisar minuciosamente) es que la Unidad Técnica respectiva hizo ya la solicitud del primer desembolso, de cinco y medio millones de dólares de lo “comprometido” por el gobierno de Holanda.Ahora es el momento, entonces, de curarse en salud y conocer todas las minucias de ese “proyecto”. ¿A quién se le ocurrió diseñarlo? ¿Quiénes lo suscribieron, cuándo, cómo y todo lo demás, porque recibido el dinero de la donación (si es que no se atraviesan otros inconvenientes), ya es el departamento de Tarija, es decir todos nosotros, quien asume compromisos. Asumimos, es más correcto decir.Un seguimiento cuidadoso y sistemático a este tema servirá, además, como decíamos, para hacer una biopsia de la “gobernabilidad” actual y por lo menos una autopsia de la “gobernabilidad”, buena, mala, excelente o pésima con la que fue manejada Tarija en las últimas décadas. Es un bonito ejercicio intelectual.Porque  gobernabilidad puede ser entendida como la situación en la que concurren un conjunto de condiciones favorables para la acción de gobierno, que se sitúan en su entorno o que son intrínsecas a éste. Este concepto se enmarca en el ámbito de “la capacidad de gobierno”. Éste se da siempre en un ámbito social en el que se registran demandas de los ciudadanos que son procesadas en menor o mayor medida por el sistema político.La gobernabilidad, a su vez, según algunos teóricos de las ciencias sociales, depende de la “gobernanza”, es decir del nivel de madurez en una sociedad organizada y su capacidad para asumir responsabilidades compartidas en la implementación de decisiones y en el arte de gobernar correctamente.Especialmente desde los años 90 el uso de estos términos se ha intensificado (ambos provienen del concepto anglosajón gobernance) y su rápida difusión parece traducir la conciencia de un cambio de paradigma en las relaciones de poder. Se ha percibido la insuficiencia del concepto clásico de “gobierno” para describir las transformaciones que se han ido produciendo en el contexto de la globalización.De todas maneras, pase lo que pase finalmente con la planta, podremos, como dicen, rescatar del ahogado por lo menos el sombrero, es decir saber cómo funcionamos como departamento. Y ahora con autonomía, además.

Más del autor