Ver para creer

pero al verlo cayó de rodillas y exclamó: “Señor mío y Dios mío”, Jesús le dice: “Tomás tú crees porque has visto ¡Felices los que creen sin ver!”.Hoy son muchos los Tomás en el mundo, necesitan ver para creer y así pierden la bienaventuranza de Jesús, por falta de fe.Es...

pero al verlo cayó de rodillas y exclamó: “Señor mío y Dios mío”, Jesús le dice: “Tomás tú crees porque has visto ¡Felices los que creen sin ver!”.Hoy son muchos los Tomás en el mundo, necesitan ver para creer y así pierden la bienaventuranza de Jesús, por falta de fe.Es verdad que las vicisitudes de la vida, las injusticias, la muerte, la guerra, las enfermedades… hacen tambalear nuestra fe, porque es sometida a duras pruebas, pero solamente al contemplar las obras de sus manos ya podemos tener la certeza de la existencia de Dios, si observamos la belleza de la naturaleza, la grandeza y esbeltez de las montañas que se levantan imponentes queriendo alcanzar el cielo, como centinelas silenciosos y eternos, la inmensidad de los mares, el cantar de los arroyos y la romántica y verde extensión de las praderas.¿Qué mano pudo pasar las pinceladas a las mil clases de flores y pintarlas con bellos matices?, ¿y que decir de los seres vivientes?.Las aves del cielo y todos los seres que pueblan la tierra y las aguas.Vamos más allá, la criatura más perfecta de la creación: el hombre hecho a semejanza de Dios.Toda la naturaleza nos habla de un ser que lo hizo todo.Y si esto no es suficiente para creer, miremos la ternura de las madres, las risas de los niños, la alegría de los jóvenes. ¿Todo esto no te dice nada?, es que tú sigues diciendo como Tomás “ver para creer”, entonces no puedes ver, porque has cerrado los ojos del espíritu y solo estas mirando un mundo materializado.El Señor está en el corazón de los hombres, búscalo ahí: cuando escuches el llanto de un hermano que sufre, cuando contemples a una madre que reza de rodillas, cuando sientas la alegría que brota en la risa fresca de un ser querido, cuando escuches el llanto de un ser que nace a la vida, cuando un amigo apoye su mano en tu hombro, como diciéndote “estoy contigo”, cuando recibas el beso tierno de tu madre o el abrazo cargado de cariño de tu padre, allí esta Dios.Donde hay amor allí está Dios, porque Dios es amor. (1ra de Jn. 4-8)

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