Hablando de guerras

Quien lo haya dicho en realidad carece de importancia pero es muy probable que haya sido Carl von Clausewitz, en su clásica obra “De la guerra”, donde también se lee que la guerra moderna es “La continuación de la política por otros medios”.En esta en estos días tan mentada guerra...

Quien lo haya dicho en realidad carece de importancia pero es muy probable que haya sido Carl von Clausewitz, en su clásica obra “De la guerra”, donde también se lee que la guerra moderna es “La continuación de la política por otros medios”.En esta en estos días tan mentada guerra contra el terrorismo no podía estar ausente esa muerte de la verdad. A partir del nombre, que es generalmente donde las guerras comienzan a falsear su objetivo.Nadie dudaría, por ejemplo, que en el caso de Bolivia, donde se ha cebado el guerrerismo, hayamos sufrido las guerras “del salitre”, “del caucho” y “petróleo”. Pero prefirieron fijárnoslas en la memoria con los lugares donde se escenificaron: Pacífico, Acre y Chaco.La definición esencial dice que guerra es la forma de conflicto socio-político más grave entre dos o más grupos humanos. Que es quizá una de las más antiguas de todas las relaciones internacionales, aunque se convierte en un fenómeno particular con el comienzo de las civilizaciones y especialmente desde la existencia de los Estados. Es el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales o humanos. En las guerras de los últimos dos siglos es particularmente notorio el interés por controlar los recursos naturales y concretamente el petróleo.Pero nadie habla de la “guerra del petróleo” y eso es “simplemente” por despistar. Porque ya lo había dicho Jean Paul Sartre: “Cuando los ricos hacen la guerra, son los pobres los que mueren.” Y se puede agregar que quienes en mayor cantidad mueren son, precisamente, quienes ignoran los verdaderos motivos de las guerras. Porque aún antes de comenzar la guerra ya murió la verdad.Pero volvamos a la que comentamos y sobre la cual, el columnista Alberto Ampuero dijo que  “La respuesta del gobierno al ataque del 11 de septiembre al calificarlo de “acto de guerra” y no criminal cambió el  panorama interno y externo, con lo cual el gobierno asumió poderes mucho más extensos de los que tenía para perseguir y detener a gente en el extranjero como también promover el espionaje doméstico, todo como si fuera una guerra”Y en esas estamos, en Irak, Afganistán, Pakistán, Libia, Yemen, y otros lugares donde ¡Oh casualidad! existen significativas reservas de petróleo.Por supuesto que en algún momento esta situación cambiará, bien sea porque finalmente el petróleo se agotará o porque avanzarán en la consolidación de sustitutos energéticos para el modelo de economía imperante. Pero en ese orden de ideas no sabemos si alegrarnos porque es posible que no llegue a declararse la “guerra de Venezuela”, o alarmarnos más porque comience a “tener sentido” la “guerra de Potosí”, que, consecuentes con su estilo, no dirán que es la del litio.

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