Hacia la cultura de la transparencia

En una buena administración, especialmente en la administración pública, se debería siempre buscar las causas en vez de distraerse con los efectos, porque cuando eso sucede las causas siguen vivas y eventualmente pueden producir efectos progresivamente más dañinos.Eso, bueno en toda administración, es mucho más importante en la administración pública, porque ahí está en juego el interés “de todos”.Hace poco se armó un bochinche con eso de las obras públicas inconclusas y se dijo inclusive que en algunas entidades públicas se sintió “miedo” por los conflictos jurídicos derivados de algunos proyectos presupuestados y congelados ahí, sin ejecutar el presupuesto respectivo.Ahí es donde aparece la propuesta de un “acuerdo de sala” con el objetivo de de destrabar la ejecución e inversión en algunas entidades estatales del departamento. Tamer Medina, responsable en Tarija del Consejo de la Judicatura, explicó que un “acuerdo de sala”, permite interpretar hechos y normas jurídicas de una forma tal que vayan en bien de la colectividad. De tal manera, se propondrá a partir de esta acción que se realiza desde el Consejo de la Judicatura, en coordinación con la Secretaría de Justicia, que a algunas obras paralizadas se les dé viabilidad. “Se promoverá aquellas obras públicas que no tengan problemas técnicos” aseguró Medina.Muy buena la iniciativa, porque permitirá aliviar de angustias a funcionarios que, por desconocimiento de los alcances de la ley, temen o ven delitos en todas partes, lo cual ha paralizado la gestión en la Gobernación y en AlcaldíasEso es bueno, porque se está yendo a la causa de la paralización de algunas obras. Por eso, más allá de los acuerdos de sala también se anunció una mejor socialización de la Ley de Lucha Contra la Corrupción, Marcelo Quiroga Santa Cruz.No es suficiente que esa ley la conozca y la aplique uno que otro abogado y uno que otro funcionario público. Se debe convertir en algo tan conocido que la transparencia en la administración pública se convierta en un patrón cultural, es decir que “todo el mundo” sienta que la transparencia es condición natural de la administración pública y que no existe opción ni alternativa.Nos hicieron notar que también se podría evitar, que los fiscales se vuelvan en decisores ejecutivos y administrativos respecto de cuáles obras se ejecutan y cuáles no.Saldremos así de esa especie de mito que estaba cundiendo en la administración público, donde comenzaron a creer que “quien nada hace, nada teme” y estaban dejando de cumplir la labor por la cual se les paga. Labor que tiene que visualizarse, necesariamente, en obras. Estaremos pendientes, entonces, de los “acuerdos de sala” para hacerles un seguimiento meticuloso.No hay de qué.