Prosol: ¿solución o problema?

Si es una inversión, ¿quién controla el uso correcto de los recursos públicos? ¿Cómo se mide el beneficio para la sociedad en su conjunto de la asignación familiar campesina? ¿La Contraloría ha planificado el control posterior de los ya dos o tres años en los que se invirtió en la...

Si es una inversión, ¿quién controla el uso correcto de los recursos públicos? ¿Cómo se mide el beneficio para la sociedad en su conjunto de la asignación familiar campesina? ¿La Contraloría ha planificado el control posterior de los ya dos o tres años en los que se invirtió en la distribución de Prosol?El hecho de que desde fuera del sector campesino se tiene la sensación de que el Prosol es un bono conquistado por los campesinos a fuerza de movilizaciones, bloqueos y medidas de presión, ha dado lugar a que en algunos sectores urbanos pretendan ahora el pago de un “Prosol Urbano”. El rentismo (“bonismo”) subyacente en esa petición y la evidente falta de control estatal del pago que ya se hace a los campesinos, amenazan con minar desde el tuétano el futuro de Tarija. ¿Qué ocurrirá si nuestro departamento deja de percibir los ingresos por regalías e impuestos a la producción de hidrocarburos o si éstos se reducen drásticamente? ¿Se dejarán de hacer obras de infraestructura o se dejará de pagar el Prosol? Si bien es cierto que el Estado tiene y debe pagar una deuda histórica al sector productivo campesino, no parece ser el Prosol la mejor forma de hacerlo. Ya se han reportado fraudes y gastos dispendiosos hechos con dineros de ese origen. Entre las denuncias se ha escuchado incluso que los propios campesinos han “monetizado” las semillas e insumos que fueron comprados por las comunidades campesinas con recursos del Prosol vendiendo estos insumos a menor precio del que fueron adquiridos. Con semejante práctica, quedará totalmente desvirtuada la finalidad del programa que es la de incrementar la producción de alimentos ayudando a las familias campesinas.Si el Prosol es un programa de inversión pública, corresponderá, asimismo, que la Contraloría General de la República (ahora del Estado), efectúe el control posterior respectivo. ¿Tiene capacidad institucional para hacerlo y desdoblarse en casi dos centenas de comunidades y más de cincuenta mil familias receptoras de los pagos anuales pasados? ¿Tendrá “voluntad política e institucional” de hacerlo? ¿Se aplicará la ley para ese sector al igual que se lo hace con los demás que perciben o ejecutan recursos del Estado en inversión?La otra faceta del Prosol es que no parece haber ningún político ni autoridad que hable claro del asunto. ¿Es viable? ¿Es sostenible? ¿Cuál el sustento técnico para haber incrementado el monto de dos mil a cuatro mil quinientos bolivianos por familia? Esto último está quemando las manos de las actuales autoridades, y con razón. Más adelante, y no mucho más, quemará las manos la rendición de cuentas pública. A diferencia de lo que afirma el dirigente máximo de la Federación Campesina, la rendición de cuentas no sólo se debe hacer ante los beneficiarios (¿jueces y parte?) reunidos en “asambleas comunitarias”. Al tratarse de dinero de todos, corresponde a todos los tarijeños saber si los campesinos beneficiarios están haciendo o no buen uso de esos recursos y percibir con claridad el beneficio del conjunto.Parecen más preguntas que respuestas. Lo cierto, sin embargo, es que la mentalidad rentista que se manifiesta en pagos como el Prosol, amenazan envenenar la sangre chapaca y comprometer el futuro del departamento y de Bolivia, dado que se repite también a nivel nacional.

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